1. Lo que pudo pasar, pasó


    Fecha: 03/03/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: tambienmeape, Fuente: RelatosEróticos

    ... realmente aliviada. No entendía lo que me pasaba pero ese día la libido se había despertado con fuerzas. Esperaba que después del paseo en bici se cansara y se fuese a dormir y me dejara en paz de una vez.
    
    Pero esta vez fue Magnus el que pareció que iba a abrir la caja de Pandora al preguntarle en tono de broma por su vida sentimental, ella respondió que estaba sola y muy a gusto. Cuando dijo a gusto me miró y me sonrió con complicidad. Menos mal que todo se quedó en eso.
    
    Mi marido al final nos invitó a cenar en un restaurante junto al rio. La cena fue entretenida contando nosotras nuestras travesuras de niñas y Magnus alguna batallita. En los postres, como no teníamos que conducir, mi marido pidió unos limonchelos que estaban buenísimos y eso casi se transformó en un concurso de chupitos. Tuve que pararlo o no llegaríamos a casa enteros. Un porrazo borracha con la bici en mitad de la noche no era lo que más me apetecía.
    
    El camino a casa fue de lo más divertido, cantando a todo pulmón en mitad del bosque y despertando a todos los vecinos a nuestro paso, que con el calor dormían con las ventanas abiertas. Cuando llegamos a casa estábamos realmente eufóricos y con el control algo perdido. Nos fuimos al jardín a cantarle a la luna ( a todas las borrachas nos da por lo mismo) y Magnus apareció con dos botellas de Champan y una cubitera de hielo. Las dos le suplicamos que cava caliente no por favor. Pero él metió hielos en las copas y nos sirvió el Champan. Era realmente ...
    ... una guarreria, pero supongo que daba igual.
    
    Entonces empezaron los brindis. Brindamos por nosotros tres. Nosotros dos brindamos por ella. Ella brindo por nosotros dos y abrimos la segunda botella. ¡Por el futuro! ¿Por la paz en el mundo! ¡Brindamos por los brindis! (la cosa era gritar, reírnos y beber) ¡Por nuestros deseos! Y Magnus se fue tambaleante a por otras dos botellas.
    
    Estábamos realmente tocados los tres. Entonces, tras brindar por nuestros sueños Magnus, con una cogorza enorme, propuso brindar por nuestros deseos más íntimos. A Silvia y a mi se nos paso casi toda la borrachera de golpe, nos miramos algo cortadas e, inevitablemente, rompimos en una explosión de carcajadas que mi marido también secundó aunque no sabia de que iba la historia. Tenía tal tabla que creí que le daba igual.
    
    Empezó Magnus. Se levanto (o algo parecido) y con voz lo más solemne que pudo gritó “Por que se cumpla mi deseo más intimo…” (Silvia y yo nos miramos con cara de borrachuzas y nos reímos, Magnus siguió)…” a mi me gustaría antes de morirme…” La tensión, aunque riéndonos, se podía cortar “…ser torero!” y se derrumbó sobre el sofá de la terraza. Silvia y yo no podíamos para rde reírnos mientras Magnus con cara de digno nos juraba que era verdad, que quería eso desde niño. Entonces yo cogí una toalla y le la día Magnus como capote y Silvia con una silla hizo de toro para que le diera unos pases. Yo aplaudía eufórica y le gritaba oles y Torero, Torero.
    
    Nos caímos de risa en otra ...
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