1. Papito (II) by Francesca Duval


    Fecha: 07/03/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... rodillas, ella acomodó su cuerpito para atrás, y yo me baje los pantalones y acomodé mi erecto penecito en su chuchita, y de un solo golpe se la metí por su vaginita, y luego tomándola por la cintura, me la comencé a coger con ganas contenidas, de más de una semana. Mis primas ya nos estaban buscando, cerca de donde estabamos, cuando logré terminar dentro de mi hermanita, se la saqué, nos vestimos y salimos a jugar de nuevo. Esa noche, lo volvimos a hacer una vez más, tras el cuarto de baño, que estaba detrás de la casa, donde nos escondimos por última vez. Esta vez mi hermanita, me la chupó, y luego se puso en cuatro patas, para que me la coja por atrás, mi prima mayor casi nos descubre, pero por suerte no nos vio, y yo pude terminar dentro de la vaginita de mi hermanita, antes de salir, y reunirnos con mis primas, justo cuando mi tía nos llamaba para dormir. Durante la semana, no había tiempo, ni oportunidad de estar con mi hermanita, pero los domingos, siempre encontrábamos momentos, para estar solos y poder hacer lo que nos gustaba.
    
    Pasaron las fiestas de fin de año, y de mi padre no se sabía nada, mi abuelo nos inscribió en la Escuela de la aldea, y no podía creer que mi hermanita no supiera leer ni escribir, le contamos lo de mi madrastra, y mi abuelo nos dijo que jamás dejaría que regresáramos con esa mujer. Con lo que me pagaba mi tío, compramos telas, y mi tía nos hacía ropas, á mi hermanita y á mi. La vida en casa de mi abuelo era sencilla, humilde, pero ...
    ... tranquila, y por primera vez éramos tratados como seres humanos, con mi hermanita conversábamos y decíamos que no nos iríamos nunca de ese lugar. Mi hermana engordó, y parecía mayor que su prima, que tenía 8 años, igual que ella. Con 11 años, y con el trabajo que realizaba con mi tío me estiré, y me vi más grande, mi cuerpo estaba más lleno y más fibroso, y mi pene según mi hermanita, se había hecho más grande y gordo, y ya lo sentía bien adentro de su estrecha chuchita. Los domingos, cuando íbamos a pescar al arroyo, nos escondíamos con mi hermana en una cabaña abandonada, que descubrí en uno de mis paseos. En ese lugar acomodé una cama, con un colchón viejo que recogí en el camino, un día en que venía solo en la carreta de mi tío. Otro día conseguí unas mantas y unas sabanas viejas, en casa de otros clientes de mi tío. Cuando no salíamos con mi tío por algún motivo, me escapaba y venía a la cabaña, y la limpiaba, en un rincón preparé un lugar al que cerqué, con maderas viejas y alambre, haciendo una pequeña abertura a modo de puerta, y coloqué dentro todas las cosa que iba juntando, y cuando estuvo lista, un domingo llevé a mi hermanita. Cuando vio el lugar, dijo que era nuestra primera casa, y lo sería hasta que fuéramos grandes, y pudiéramos tener una casa de verdad, donde tendríamos muchos hijos, y seríamos felices como los tíos y el abuelo.
    
    Fue en ese lugar, donde por primera vez se la metí por el culo, le dolió mucho cuando entró, la cabeza de mi pene y terminé por ...
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