Papito (II) by Francesca Duval
Fecha: 07/03/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... hasta casi la hora de cierre del mercado. Algunas vendedoras me regalaron algo de fruta, y compré leche, pan y algunas otras cosas, y me dirigí a casa.
Llegué cerca de las nueve de la noche, y cuando toqué la puerta, mi prima me abrió asustada, luego que me identifiqué. Me contaron que varias veces durante el día, habían tocado la puerta, y aunque ellas no abrieron, habían escuchado gritos y peleas en los pasillos toda la mañana, y por la tarde unos borrachos armaron otro escándalo en nuestro pasillo, y que había venido la policía. Ellas no abrieron la puerta en ningún momento, y se mantuvieron en silencio hasta que todo se calmó. Después de comer mi hermana, me mostró un pedazo de un diario viejo, en donde aparecían unos avisos de trabajo, buscando y ofreciendo empleos, y me dijeron que al día siguiente, trate de conseguir un diario como ese, pero del día, para leerlo y ver si podíamos conseguir algo para las dos. Era la primera vez que veía un diario, y aunque sabía leer, jamás había leído una cosa como esa. En una lata vieja, guardamos lo que había ganado en el mercado, y nuevamente como en la mañana, entre las dos me bañaron. Más tarde los tres desnudos, nos acostamos en las mantas á hacer el amor. Por pedido de mi prima, me la cogí a mi hermana por el culo, esta gozó tanto, que luego mi prima me pidió que se lo haga á ella también, así que después de descansar un rato, se lo hice a ella primero por su vagina y luego por el culo. Le dolió mucho y le salió un poco de ...
... sangre, así que terminé en su vagina. Ya más tranquilos, me mostraron como habían limpiado el cuarto, con una sabana vieja habían hecho una nueva cortina, sobre la rota ventana. Más tarde me vestí y salí a botar la basura, ya que al lado del edificio había unos enormes cajones metalicos para ese fin. Me di cuenta que la zona estaba llena de prostitutas y pandilleros, por las noches, así que me volví inmediatamente al cuarto.
Durante esa semana, nuestra rutina no varió, y nuestros únicos gastos, era nuestra comida y el diario, que devorábamos por las noches, buscando algo que nos pudiera ayudar. Cuando llegó el Domingo, dormimos hasta las 10 de la mañana, y luego de apartar un poco de dinero, nos salimos á conocer la ciudad, caminamos hasta medio día, ubicándonos con el plano de mi prima, á medio día comimos algo en un parque, y por la tarde recorrimos varios barrios, y visitamos otros lugares interesantes, ya que para nosotros todo era nuevo y extraño, en una ciudad tremendamente grande y a la que no estabamos acostumbrados. Varias veces trataron de acercarse á hablar con nosotros gente extraña, atraídos por la juventud y la pobre vestimenta de mi prima y de mi hermana, pero de una ú otra forma los logramos evitar. Por la tarde y antes del anochecer, regresamos á nuestro cuarto, cansados y agotados mentalmente. Después de bañarnos, comimos y nos dedicamos á hacer el amor, nuestra única distracción, hasta que nos dormimos satisfechos y tranquilos. La siguiente semana las ...