Vacaciones originales
Fecha: 17/08/2017,
Categorías:
Confesiones
Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos
... llegan al oasis tres hombres montados en camello. Van armados hasta los dientes. Tras un primer momento de dudas, desconfianza mutua, temores y no saber qué pasa, Nabil habla con ellos de manera amistosa y después nos tranquiliza.
—Pertenecen a una tribu de moros negros,haratines de Argelia. Son jóvenes exploradores que marchan un par de días por delante del resto de la tribu para comprobar que haya agua en el oasis, que la ruta sea segura para personas y ganado, que no esté cerca ninguna banda de traficantes de esclavos, que intentan robarles las mujeres y niñas para venderlas en Mauritania
Tras saludarnos y cerciorarse que no somos peligrosos para sus intereses, se retiran a un extremo de la laguna y completamente desnudos se lavan y juegan de manera alegre. Son jóvenes, de unos veinte años, muy altos, secos, enjutos, fuertes, de piel negra, con pollas muy largas y estrechas que me da la impresión están exhibiendo a propósito, mirando constantemente a Pilar y haciendo comentarios sobre ella y su pelo rubio. Nosotros no nos cortamos y hasta que nos avisan para comer también nos bañamos, aunque las mujeres llevan puestos sus bikinis, pequeños, pero que algo tapan.
No podemos comer al aire libre porque se ha levantado de repente un molesto viento muy caliente. Los exploradores agradecen la comida y el té que les ofrecemos y todos compartimos, y después de comer y beber con ganas —no le hacen ascos a la ginebra, ni mucho menos— nos hablan de sus gentes, del desierto, ...
... de otros oasis, hacen bromas sobre nuestra blanca piel y se muestran sorprendidos, subyugados, por el color rubio del cabello de Pilar, hasta que sacan de sus alforjas como una bola de tabaco del tamaño de un puño grande, de color pardo verdoso, mezclan una buena porción con el tabaco rubio que nos piden y con gran habilidad preparan con papel de fumar amarillento, bastante basto, una docena de cigarros de buen tamaño a los que ponen el filtro de los cigarrillosusamericanos y los encienden con gran regocijo —usan chisquero, un encendedor con mecha de algodón de esos que hace años vendían para utilizar en la playa— y nos los van pasando uno a uno. Joder, qué llevará el tabaco de estos tíos, hachís, por supuesto, de gran calidad, otras plantas que seguramente sólo ellos conocen y a saber qué más ¡Quécolocón más cojonudo! Y qué calentón más tremendo. Tengo la polla tiesa y dura como si llevara un mes sin follar. Y me parece que no soy el único.
Lo que estemos fumando no amodorra, al contrario, da ganas de moverse, sin exagerar, de bailar, aunque con alguna que otra dificultad, como si estuviéramos borrachos, cosa que no dudo porque hemos llevado un buen ritmo con la ginebra. Chusa y yo estamos de pie, abrazados, bailando una pieza deagarrao que sólo oímos dentro de nuestras cabezas y tarareamos suavemente, que nos permite acercar nuestros pubis y restregarnos de manera excitante. Me da la impresión que todos se están moviendo a cámara lenta, que no puedo enfocar bien la mirada ...