Una esclava inesperada III
Fecha: 16/03/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos
... vuelta mi Lex, para mamarte ese oscuro y peludo ojete.
Después de llenarnos hasta reventar de barbacoa, nos dirigimos a hacer la despensa de la casa. En el trayecto, Ga no dejaba de tocarme y provocarme. Yo estaba excitadísimo y también, cuando el tráfico me lo permitía, le tocaba esas dos preciosas tetas. No traía otra prenda de ropa, más que lo que había puesto el día anterior. Su ajustado pantalón blanco, una playera blanca, de esas que se le pegan a la piel a las mujeres, pero no llevaba su boina ni sus aretes. Aun así, se veía extremadamente hermosa. En un cruce que tarda bastante cerca de santa fe y donde generalmente se hace mucho tráfico porque se pone un mercado sobre ruedas, se me ocurrió una idea bastante perversa. Comprobaría una vez más si Ga era tan puta como decía.
- Quítate la playera – le ordené
- ¿Aquí?
- Si, aquí. – respondí secamente.
- Pero…
- ¡Obedece puta o te voy a dejar las nalgas y las tetas moradas de tanto putazo!
Agachó la cabeza y alcance a notar una leve sonrisa. Se sacudió el cabello y se quitó su playera. “Ahora el bra”, le dije y sin más se lo quitó dejando esas hermosas tetas al aire. Mantenía la cabeza gacha y parecía que estaba roja e intentó cubrirse los pechos y se agachó aún más. La verdad me excitó mucho verla así, pero quería llevarla a otro nivel más.
Afortunadamente, casi no tenemos problemas de dinero. Mi padre siempre ha trabajado duro y gracias a eso hemos mantenido un nivel de vida bueno. En ese tiempo ...
... teníamos dos automóviles. Un Sentra y una Quest y decidí usar la camioneta por las compras. Dado que la camioneta es algo alta, no se nota mucho lo que pasa dentro, además de que los vidrios son un poco oscuros, así que lo que Ga había hecho no se notaba casi nada, solo que alguien hubiera visto muy de cerca, así que baje el vidrio de su lado. Inmediatamente se agachó y le azoté la espalda.
- Pensé que eras una puta…
- Lo soy – contestó agachada – pero jamás había hecho algo así…
- Pues para todo hay una primera vez. Ahora levántate y no te tapes esos meloncitos.
- Lo que usted diga amo… – dijo mientras se incorporaba lentamente y agregó – pero, por favor, prométeme que si me vas a pegar después… me encanta cuando me pegas…
- Eres una maldita enferma… – y le solté una cachetada y le apreté duramente un pecho.
Eso había alertado a los que estaban al lado de nosotros y para suerte de Ga, era un camión de pasajeros (aquí en México le decimos microbús o pesera). Las miradas y varios chiflidos se hicieron evidentes y noté que Ga se había puesto roja como un tomate. Bajé mi mano a su entrepierna y noté que estaba empapada. Metí, a la vista de todos, mi mano a su concha y la comencé a masturbar. Comenzó a gemir, y cerró sus ojos y se abandonó. Con una de sus manos masajeaba sus pechos mientras yo frotaba frenéticamente su clítoris y los espectadores no daban crédito a aquel espectáculo. El tráfico aminoró y pudimos avanzar, no sin antes escuchar bastantes chiflidos e ...