1. Por la grandísima culpa de mi culo, debuté


    Fecha: 27/10/2025, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Puchita, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... manos. - ante mi silencio me aseguró: - Prometo que te encantará...
    Asentí con la cabeza y me di la vuelta. Giré la cara para mirarlo, mientras separaba con las manos mis nalgas para que se fijara en mi ano follado y rebosante de semen de tres tíos. Se bajó los pantalones, que tenían una mancha húmeda sobre el cierre, por dónde el bulto se le había marcado al tener su erección continuada mientras follábamos. El canoso se me acercó en frente de mí y posó sus brazos sobre mis hombros, inclinándome a la altura de su cintura. Yo suspiré, porque al bajar la vista contemplé su miembro muy grueso, con venas y la cabeza colorada. Abrí la boca y lo lamí, pasando la lengua por la punta. Él no espero y empujó su polla dentro de mis labios, sumí los dientes y empecé a mamársela cómo pude. El alto detrás de mí entre suspiros sentenció:
    - Tremenda puta y mariconazo está hecho 
    Y acto seguido introdujo su pollón, el más grande hasta ese momento en mi orificio anal. Metiéndolo a distintos ritmos y a ...
    ... cadencia desigual. A ratos frenético, a ratos lento. Una de sus manos grandes se deslizó suavemente y con sus dedos rodeó mi polla y empezó a pajearme mientras me penetraba. El cuarentón canoso se corrió y cuando se apartó de mí, puede sostenerme de la pared y el alto metió los dedos de su otra mano en mi boca. Al rato de estarme follando así, sin parar de masturbarme con su mano, sentí que me corría. Jadeando, me dejé llevar y soltando un gemido me corrí en su mano. El alto que me follaba dio un bufido y alzando la voz embistió frotándose piel contra piel contra mí y se corrió también.
    Después me soltaron y me quedé quieto, en el suelo sobre mi saco de dormir.
    A la mañana siguiente nos despertaron los cuerpos de seguridad del estado. Estábamos libres y el ejército invasor se había retirado, los bombardeos se habían producido sin daños importantes y todos podíamos regresar a casa. El único explotado realmente en esa intrusión fugaz había sido mi culo, invadido de pollas durante el confinamiento. 
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