1. Ari: Prisionero de Mi Piel XVII


    Fecha: 06/11/2025, Categorías: Transexuales Tus Relatos Autor: EntreLineas, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... de un lugar sano, sino de la influencia de aquel hombre.
    
    La madre, desesperada, encontró en Camila un apoyo. Una noche la invitó a la cocina, mientras Ari estaba encerrado en su cuarto, y con lágrimas en los ojos le contó lo que pasaba.
    Mamá (sollozando): —Mi hijo ya no es el mismo, Camila. Ese muchacho lo ha cambiado todo… me lo está quitando…
    Camila (tomándole la mano): —Tía, yo lo he notado… Ari está transformándose, y no por él mismo, sino para agradar a alguien más. se está hundiendo.
    
    Mamá (con rabia contenida): —Ese Jordan es un abusivo. Mi hijo le compra cosas, lo mantiene, y ahora… ahora hasta se viste así para él.
    (Camila asintió, seria, pero también con compasión en los ojos.)
    Camila: —Mire, yo lo apoyo, porque Ari siempre fue especial para mí. Sospechaba que podía ser gay o sentirse diferente, pero… esto no es amor, es sometimiento. Y tenemos que hacer algo, antes de que sea tarde.
    
    (La madre apretó su mano con fuerza, agradecida por no estar sola. Por primera vez sintió que alguien la entendía.)
    Mientras tanto, en su cuarto, Ari se probaba frente al espejo un nuevo conjunto de encaje rojo. Ajustaba los tirantes, acomodaba la bata transparente y ensayaba posturas más femeninas. Con cada movimiento, pensaba en Jordan: en cómo lo miraría, en cómo se reiría con esa mezcla de burla y deseo que lo hacía temblar.
    
    Y aunque en su interior se torturaba con sentimientos de culpa, había una voz más fuerte que lo dominaba:
    Ari (susurrando frente al espejo, ...
    ... con lágrimas en los ojos): —Lo hago por ti, Jordan… todo para ti…
    El cambio de Ari ya no era algo disimulado. Sus movimientos más delicados, la piel tersa, la ropa escondida en bolsas debajo de la cama y los frascos de hormonas en el cajón eran pruebas suficientes de lo que estaba haciendo. Para Jordan, cada detalle era motivo de risa y excitación.
    
    Ese día lo esperaba con el corazón acelerado. Desde que Jordan me había dicho con su voz grave “quiero verte como mi mujer de verdad”, no pude sacarme esas palabras de la cabeza. Pasé horas frente al espejo, dudando, temblando, pero al final me atreví: una bata corta de satén rojo, casi transparente, y debajo un conjunto de encaje negro que había comprado. Me puse medias largas que me llegaban hasta los muslos, ajustadas contra mi piel suave y blanca, y unas sandalias de tacón bajo que nunca me había atrevido a usar.
    
    Cuando me miré en el espejo, no vi a Arian, el contador tímido de siempre. Vi… a otra. Vi a esa muñeca en la que Jordan me había convertido. Y aunque una parte de mí lloraba por dentro, otra parte ardía de deseo por verlo entrar y mirarme con esos ojos oscuros que me derretían.
    
    El ruido de su moto afuera me hizo estremecer. Corrí a la cama y me senté con las piernas juntas, temblando, tratando de acomodar la bata para taparme un poco, aunque era inútil. La puerta se abrió sin que tocara: tenía copia de mis llaves.
    Jordan (apretándole la barbilla): —Mírate… en lo que te has convertido. Todo esto, por mí. ...
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