-
Ari: Prisionero de Mi Piel XIX
Fecha: 07/11/2025, Categorías: Transexuales Tus Relatos Autor: EntreLineas, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... tristeza, era rabia… esa rabia que se mezcla con decepción y te arde por dentro. La puerta se abrió sin que yo dijera nada. Jordan entró con paso firme, sin pedir permiso, con esa arrogancia suya que me exasperaba. —¿Ari? —dijo, medio riéndose, mientras se apoyaba en el marco de la puerta. No lo miré. Seguí en silencio. — Continuó, caminando hacia mí—. Me canso de trabajar todo el día, llego y me recibes así… lo decía en tono burlón. Levanté la mirada, indignada. —¿Trabajar? ¡No me mientas, Jordan! Hueles a alcohol desde la puerta. Él sonrió, descarado, con ese aire de superioridad que lo hacía parecer dueño de todo. —¿Y qué si tomé un poco? No soy un santo. Además, ¿desde cuándo tengo que rendirte cuentas? Me puse de pie, temblando. —¡Desde que vivimos juntos! —grité—. Desde que prometiste que esto iba a ser diferente. Jordan soltó una risa baja, casi burlona. Esta segura que no se te antoja mientras me mostraba su descomunal penesote que ya estaba bien grande y venoso. Me quedé mirándolo, sin poder creer lo que decía. —Eres un sinvergüenza. — Jordán reía, así molesta te vez más rica—replicó sin pestañear, acercándose más. —Aléjate, no quiero que me toques. —le advertí, pero mi voz salió débil. —Así, ¿cómo vas a impedirlo? —preguntó, inclinándose apenas, mirándome directo a los ojos. Me mordí el labio, intentando no llorar. —te esperé todo el día. ordené la casa, cociné para ti, hasta me puse esto… —bajé la mirada hacia mi baby doll, y me detuve ahí, ...
... sintiéndome ridícula—. Y tú ni siquiera fuiste capaz de pensar en mí, sabes que solo te tengo a ti… lo dije asiendo un puchero… Jordan me miró un instante, y su gesto cambió. Su sonrisa se suavizó apenas, pero su tono seguía siendo desafiante. —No me pongas esa carita —dijo— Ari chiquita tu me importas y yo estoy aquí para cuidarte. —¡No digas eso! —repliqué, frustrada—. No intentes arreglar todo con palabras bonitas, Jordan. —¿Y si no son palabras bonitas? —respondió con tono grave—. ¿Y si simplemente digo lo que pienso? —¿Y qué piensas? —lo desafié, cruzándome de brazos. —Pienso que estás preciosa, incluso cuando quieres matarme… mientras de agarraba de las caderas fuerte. —No te atrevas… —dije, retrocediendo un paso. —¿Por qué no? —su voz bajó, firme, cargada de esa autoridad que no pedía permiso—. Te mueres porque te lleve a la cama, así que no perdamos el tiempo, que te tengo muchas ganas. —¡Porque no sabes decir las cosas! —grité—. Porque siempre tienes que ser un bruto, siempre tienes que tener el control. Jordan sonrió con una mezcla de orgullo. —Bruto. Y tú lo sabías desde el principio. Lo odié por eso, por tener razón. Me di vuelta para no mirarlo, pero él ya estaba cerca, demasiado cerca. Su presencia era abrumadora; podía sentir su respiración detrás de mí, firme, contenida. —Ari —dijo, más bajo—. Estas bien rica. —No mientas —susurré. —Claro que sí —respondió con una risa corta. Me giré, al borde del llanto y del enojo. —Eres un patán, Jordan —dije, ...