1. Confesiones de un aficionado


    Fecha: 21/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: GabrielledelD, Fuente: CuentoRelatos

    ... entre sollozos balbuceó: “no puedo hacerlo... perdóname pero no puedo seguir... lo siento, lo siento”.
    
    Tome las llaves y yo mismo quite sus esposas. A pesar del sudor estaba helada. La ayude a levantarse y puse mi anorak sobre sus hombros, y le pedí a Stella que la ayudara a vestirse. Las lleve a casa y las dejé solas.
    
    Deje pasar unos días para reflexionar sobre lo ocurrido. Evidentemente me había dejado llevar, por Stella primero, pero también por mi ego asumiendo mi rol sin cuestionarlo. Debí haberla interrogado sobre su verdadera disposición a ser dominada en lugar de justificarme con hipotéticas coartadas. El viernes por la tarde había tomado una decisión. Las llame por teléfono para decirles que iría a hablar con ellas. Cuando llegué a su casa, Jo estaba esperándome sentada en el alfeizar del portal. Cuando la vi allí, cogiéndose las rodillas con las manos y apoyando su barbilla en ellas me sentí muy culpable por el daño que le había causado. Estaba sola; increíblemente Stella había salido y tardaría en volver al menos un par de horas. Subimos al apartamento.
    
    Después de unas inconexas disculpas, sin extenderme demasiado ni dejar que replicara le expuse claramente mi situación: yo no podía seguir con el trío porque estaba enamorado de ella y continuar de la forma que fuera me hacía daño. No quería interferir entre ellas y tampoco deseaba seguir la relación de dominación con su (y mi ex) novia porque significaba tenerla a ella presente aunque fuera de forma ...
    ... indirecta. Así que me despedí.
    
    Por toda respuesta Jo acercó hacia mí su boca y me besó en los labios. Primero con un beso fugaz, para seguir con otro profundo y prolongado. Era su forma de justificarse... había ido a la casa por mí, no por ella. No había nada más que explicar.
    
    Ahorro todas las vicisitudes que pasamos Jo y yo hasta estabilizar nuestra relación. Hubo problemas –y muchos- con Stella. Jo jamás volvió a pisar la casa de mi tía. Yo tampoco lo hice rechazando todas las insistentes peticiones de mi ex novia. Resistí la tentación a pesar de contar con el consentimiento expreso (incluso la recomendación) de Jo a que lo hiciera. En estos momentos Jo es mi mujer, y Stella es ahora una amiga muy querida de ambos.
    
    Toda relación de pareja, o evoluciona o acaba agotándose. Jo y yo mantuvimos vivo el fuego del sexo durante años... hasta que las llamas pasaron a ser brasas primero y cálidos rescoldos después. Supongo que podrían escribirse libros sobre ese fenómeno que afecta a 99 de cada 100 parejas. A nosotros nos queda el amor puro acompañado de una tierna, cariñosa y cómplice amistad... y el sabor agridulce de la convivencia diaria. A favor de ella he de decir que siempre está dispuesta para el sexo; el problema soy yo. Jo mantiene un envidiable físico y con el inmenso atractivo que posee no tendrá nunca problemas en encontrar lo que yo le doy a cuentagotas. Que lo haga es cosa suya, y si lo hace no se lo puedo reprochar. Antes, recordaba nuestro encuentro en la casa y ...
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