-
MI ABUELA REMEDIOS LA DOMINATRIX Y YO SU ESTUPIDO ESCLAVO, PARTE 1
Fecha: 18/12/2025, Categorías: Dominación / BDSM Tus Relatos Autor: scatgummi, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... el retrete de su venganza. Entonces, se le escapó una risa, un sonido bajo y gutural que sonó más como un gruñido de animal que como una expresión de alegría. Se inclinó hacia mí, su aliento caliente y maloliente rozando mi oreja, y me mostró un llavero del que colgaban dos pequeñas llaves de latón. Las de las esposas y las del candado. Con una sonrisa perversa, me susurró: "Ahora no puedes escapar, estúpido. Así calladito y en silencio". Seguía tragando el sabor a caca sin poder emitir sonido alguno de mi boca cerrada por sus bragas apestosas y la cinta apretada como si fuera pegamento. Finalmente, se levantó de encima de mí. El alivio en mi espalda duró solo un instante, siendo reemplazado por un terror frío al ver como se ponía de pie a mi lado. Encendió la luz del dormitorio, y el brillo cegador me obligó a cerrar los ojos por un momento. Cuando los abrí, la vi caminar hacia su bolsa negra. De allí sacó una correa gruesa de piel de color marrón oscuro. No era una correa de castigo cualquiera; era una correa de mujer, una de esas que se ponen sobre los vestidos como un complemento de adorno. Era gruesa, alargada y pesada. Empezó a envolverla lentamente en su mano enguantada, deslizando el cuero a lo largo de su mano mientras me miraba fijamente con unos ojos que brillaban con una crueldad sin disimular. Se rio de nuevo, un sonido seco y despiadado. “Te voy a dar una última oportunidad. Avisa a tu mamá para que venga a ayudarte y todo habrá terminado”. Me dijo con tono ...
... sarcástico . Intenté pedir ayuda a mi madre, como me había indicado la abuela Remedios, pero no conseguí emitir sonido alguno de mi boca amordazada de aquella forma tan agónica. Ella se reía mientras lo intentaba. "Tu madre está durmiendo profundamente y no va a escucharte si no gritas", me dijo, burlándose mientras observaba cómo en vano intentaba gritar sin poder, con mi boca completamente amordazada y degustando el sabor a su caca impregnado en sus bragas. Se detuvo y continúo hablándome con un tono perverso y siniestro. “¿Te gusta el sabor de mis bragas en tu boca?”. Añadió con una sonrisa cruel: "Esta mañana, tras defecar, me limpié el culo con ellas. Solo para ti. Mis bragas fueron usadas como papel". Comenzó a reír, una risa baja y satisfecha que me heló la sangre. En mi mente, la escena se reprodujo de forma vívida y horrible: a mi abuela defecando con sus manos enguantadas apoyadas en sus rodillas, y tras terminar, limpiándose con la misma tela que ahora había estado en mi boca. Aquello era repugnante. El sabor de sus bragas se hizo aún más insoportable, me daban arcadas, y tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no vomitar. Se colocó a mi lado, entrelazando el extremo de la correa a su guante sucio como si fuera una extensión natural de su brazo. Habló en voz alta, sin esperar respuesta, como si estuviera dictando una sentencia en un tribunal invisible. "¿Cuántos correazos serían un castigo justo?". Se hizo una pausa, dejando que el silencio respondiera por ...