1. Mi hermana Julia


    Fecha: 14/04/2019, Categorías: Incesto Autor: ya1gor9di4si, Fuente: SexoSinTabues

    ... volver a casa entre las 10 y las 11 de la noche. Esa noche no fue especial. Llegó a casa poco antes de las once; coincidimos un rato en la salita frente a la tele y de allí subió a su habitación. Yo también subí a mi cuarto al cabo de un rato. Estuve entreteniéndome en aquello que pude; leyendo revistas y navegando un poco por Internet en mi cuarto, hasta que oí acostarse a mis padres. Después de eso la casa quedó en completo silencio: eran, más o menos, las doce y media. Me mantuve despierto hasta las tres y media, con la luz apagada y procurando no hacer el menor de los ruidos; tuve la precaución de dejar mi puerta tan sólo encajada de manera que al abrirla no hice ningún ruido. Llegó el momento, -me dije-. Ahora no puedo volverme atrás. Salí de mi habitación sigilosamente y me deslicé con mil precauciones hasta la puerta del cuarto de mi hermana. En el peor de los casos, por si algo salía mal, podía excusarme diciendo que me había despertado y me dirigía al cuarto de baño. Toqué con mucho cuidado la puerta de mi hermana en la oscuridad: cedió unos centímetros; estaba sólo encajada. Bien. Debí emplear cerca de diez minutos en abrir la puerta, poco a poco, hasta lo suficiente como para poder deslizarme dentro de su cuarto. Cuando al fin estuve dentro pude comprobar, con inmensa rabia, que… ¡no veía nada! -¡¡¡Maldición!!! pensé- La ventana estaba abierta; notaba el aire fresco y el ruido de algún coche de la calle, pero las cortinas estaban echadas y en la habitación no ...
    ... penetraba el menor rayo de luz. -¡Mierda!- No había contado con eso: tocaba retirada. La anhelada visión del cuerpo desnudo de mi hermana había quedado reducida a la nada, dada la absoluta oscuridad reinante. Nuevamente me costó unos diez o quince minutos volver a mi cuarto sin hacer ruido. Pero una vez estuve en mi cuarto se me encendió la bombilla y recordé algo: ¡¡¡la linterna!!! En algún lugar yo tenía una linterna, de esas de tipo bolígrafo que regalaban en el banco por abrir una cuenta corriente, o algo así; mi padre trajo a casa unas cuántas y me dio una de ellas. Empecé a buscarla con mucho cuidado para no hacer ruido y al final la encontré al fondo del cajón de mi mesita de noche. Eran las cuatro de la mañana y comencé de nuevo mi peregrinaje hacia el cuarto de Julia. Esta vez me encontré con la puerta tal y como la había dejado anteriormente y pude deslizarme fácilmente en su habitación sin perder tiempo. Me quedé muy cerca de la puerta y accione la linterna con la precaución de cubrirla con la mano. Cuándo se encendió, aún cubierta por mi mano, toda la habitación se iluminó de un tono rojizo intenso: me dio un vuelco el corazón. Tal era la oscuridad en la habitación, que esa pequeña luz, a pesar de estar tamizada, fue capaz de hacerme ver toda la estancia. A mí se me antojó algo así como la luz intensísima de un faro. ¡Uf! qué mal trago pasé. Pero de pronto mi vista fue a parar hacia Julia: allí estaba, y tal y cómo yo pensaba. ¡¡¡DESNUDA!!! Estaba tumbada de lado y su ...