1. Mi hermana Julia


    Fecha: 14/04/2019, Categorías: Incesto Autor: ya1gor9di4si, Fuente: SexoSinTabues

    ... cabeza reposaba sobre la almohada, a la que estaba abrazada. Desde el sitio que yo ocupaba en la habitación distinguía perfectamente su espalda, su precioso culito y sus largas piernas. Empecé a moverme muy despacio rodeando la cama y pronto empecé a ver sus magníficas tetas. Tuve una perfecta visión de su pecho izquierdo y de su hermoso pezón oscuro. Del otro pecho tan sólo veía el contorno ya que su cuerpo lo ocultaba parcialmente. Mi vista fue bajando y recorrí con la mirada su vientre, el delicado ombligo y finalmente su vello púbico. ¡Dios! casi no tenía. Lo poco que podía ver, dada su posición y la, realmente escasa luz, era una pequeña matita de pelo perfectamente recortada, en triángulo invertido hacia sus piernas; ahora entendía por qué tan pocas veces encontraba en sus bragas algún pelo de su coñito. Mi curiosidad fue a más; era el primer coño en directo que veía en mi vida y estaba dispuesto a hacer todo lo posible por aprovechar la ocasión al máximo. Mi polla hacía tiempo que había cobrado vida; la tenía enhiesta y al mirar hacia abajo vi cómo una parte de mi pijama estaba totalmente levantada por su presión. Empezaba a dolerme muy dulcemente; era ese dolor tan agradable que sentía cuándo tenía una de las braguitas de mi hermana sobre la cara. Decidí ir un poco más allá de la parte baja de la cama y me acerqué al lado izquierdo. Desde allí pude observar mucho mejor las tetas de Julia, ¡eran realmente hermosas!, ¡Las tenía tiesas, aun estando tumbada!; sin embargo ...
    ... su pezón no era muy grande; no ocupaba mucho de su pecho. Aquella fue una visión y una contemplación deliciosa. Pero mi principal anhelo se encontraba entre las piernas de Julia; pero no podía ver bien su coño. Sus piernas, una encima de otra, me ocultaban esa visión; tan sólo alcancé a ver una pequeña parte de su monte de venus. De pronto la respiración de Julia cambió de tono, se hizo más ruidosa y acto seguido carraspeó; rápidamente apagué la linterna. Me quedé muy quieto en la absoluta oscuridad y pude oír perfectamente cómo mi hermana se movía sobre la cama; duró poco, apenas unos segundos, pero estaba claro que había cambiado de postura. Pero ¿se habría despertado? ¿Qué debía hacer ahora? ¿Encender de nuevo la linterna, para poder ver algo más? No sabía cómo actuar; el miedo a ser pillado en plena acción era inmenso, casi paralizante, pero mi polla me estaba reclamando algo más: necesitaba seguir viéndola. Era demasiado tentados lo que tenía delante para dejarlo así ahora: a medias. Me agaché lentamente y pasé la linterna bajo el borde de la cama y en esa posición y una vez cubierta de nuevo por mi mano volví a accionar el interruptor; nuevamente esa luz rojiza, esta vez, sí cabe, aún más tenue y apagada. Pero todo mereció la pena, visto el resultado: mi hermana Julia había rodado sobre sí misma hacia la derecha y ahora estaba completamente boca arriba; su cabeza reposaba sobre el borde de la almohada y estaba ligeramente inclinada hacia la puerta. Sus perfectas tetas ...