1. La roja, la rojita y la chochona


    Fecha: 18/04/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... calorcito que alimentaba las ganas de follar. La Chochona estaba tomando aguardiente en una taza de barro, de las de comer el caldo. La bebía como si fuese agua. Al acabar de tragar, se limpió la boca con la manga del vestido y le dijo a Luisiño:
    
    -Enséñale a Quique cómo se come un coño.
    
    Luisiño, se aceró a su tía. La Chochona levantó el vestido. Vi sus gordas y blancas piernas y vi su coño... Aquel coño me dio a entender porque la llamaban la Chochona. ¡Pedazo de chocho! Su mata de pelo negro era inmensa. Abrió el coño con seis dedos. Aquella cosa metía miedo. Cuando mi amigo acercó su cabeza a él, me dije: "Ese coño se papa enterito a Luisiño." No fue así. La Chochona, al ratito, gimiendo, me dijo:
    
    -Ven aquí, Quique.
    
    Fui a su lado. Me metió un morreo que casi me tira para atrás, no con el morreó, con el olor a aguardiente de su aliento, pero ni con esas, mi polla no entendía de malos olores, ni de coños grandes cómo ballenas, mi polla quería mojar, fuese dónde fuese.
    
    La Chochona, al estar bien cachonda, se levantó y se desnudó. ¡Vaya bicha! Sus grandes tetas tenían inmensas areolas, los pezones eran gordos cómo dedos y su coño, asustaba, asustaba pero era hipnótico.
    
    Apoyó sus manos en el respaldo de una silla, se abrió de piernas, y dijo:
    
    -Primero por el culo. ¿Quién me quiere dar por el culo?
    
    Luisiño, se puso detrás de ella. La agarró por la cintura ...
    ... (su polla parecía un palillo ante aquel inmenso culo) y se la clavó de un golpe. Si le entraba así de fácil por el culo, por el coño le debían entrar las pollas a pares.
    
    Luisiño, dándole caña, me dijo:
    
    -Dale la polla a mamar. Le encanta mamar pollas.
    
    Saqué la polla, se la llevé a la boca, y me hizo una pequeña mamada, ya que al ratito, le dijo a su sobrino:
    
    -Aparta y deja que Quique me folle el coño.
    
    Algo acobardado, me puse detrás de ella, empujé esperando que no tocara los lados del túnel, pero no le entró floja, sus carnes debían presionar los músculos de su vagina.
    
    La follé mientras ella se la chupaba a su sobrino.
    
    Cuando estaba rozando el orgasmo, se incorporó y nos dijo:
    
    -Tú, Luisiño, métemela en el culo, y tú, Quique, cómeme el coño.
    
    Luisiño, en nada, se corrió dentro del culo de la Chochona, y ella se corrió en mi boca cómo si fuese una fuente.
    
    Al acabar de correrse, la Chochona, con la polla de su sobrino aún latiendo dentro de su culo, me cogió por las axilas y me levantó cómo si fuese una pluma. Tocaba el techo de madera de la casa cuando metió mi polla en la boca y la mamó. Al ver que me corría, me separó de ella, abrió la boca y bebió mi leche como si mi polla fuera el pitorro de una bota de vino y mis cojones la bota misma.
    
    Esa tarde cogí una cogorza de aguardiente de las de campeonato, pero antes le dimos lo suyo a la Chochona. 
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