A los pies de Laura
Fecha: 21/04/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Dany, Fuente: CuentoRelatos
... que, si mal no recuerdo, estaba leyendo un libro, y eso me tenía totalmente absorto.
—¿De veras? —preguntó la chica sonriendo maliciosamente.
Creo que en aquel instante me puse más rojo que un tomate maduro. Y los demás comenzaron a sonreírse a costa mía.
—¿No sería que había algo que más que atrajera tanto tu atención apartándote de tu lectura? —volvió a preguntar un tanto socarronamente.
—Sí —dijo una de mis primas únicamente por apoyar a Laura—, ¿Qué era lo que tanto te atraía?
Sonreí tontamente y traté de llevar el asunto por otro lado, alegando que era bastante tarde y que ya tenía sueño. Entonces Laura ya no hizo más preguntas maliciosas, y Gustavo terminó proponiendo una excursión para el día siguiente por las montañas.
Al final todos acordaron irse de paseo por las montañas temprano por la mañana. Yo, por mi parte decliné la invitación, como para dar a entender cierta inexistente indiferencia por Laura Daniela. Y, de todas formas, pensé que no me vendría nada mal quedarme un día solo en la casa: podría leer algún libro, o conectar mi Tablet a la pantalla para ver alguna película de las que había almacenado previamente en el gadget.
Al día siguiente cuando desperté, la casa estaba sumergida en un delicioso y placentero silencio, no se escuchaba por ningún lado el parloteo de mis primas, ni las fanfarronerías de Gustavo. Únicamente se percibía en el ambiente el agradable murmullo de los arboles al pasar la brisa por entre sus ramas, y el canturreo ...
... de algunos pájaros revoloteando entre los arbustos y la arboleda. Era claro que ya todos se habían marchado. Súbitamente se me vino la idea a la mente de comenzar el día dándome un chapuzón en la piscina.
Poco más tarde, estando parado en el borde de la piscina, extendí los brazos y respiré hondo, saboreando aquel maravilloso paraíso de cielo intensamente azul y agradable clima. Y sintiéndome dichosamente solo, me quité la calzoneta quedándome totalmente al natural. Acto seguido me metí en la alberca y comencé a nadar con cierto estilo a lo largo de ella, desde la parte menos profunda hasta la más profunda y luego de regreso, hasta completar unas cuantas vueltas. La piscina no era, ni por asomo, reglamentaria. Pero sí lo suficiente para ejercitar un poco los músculos. La atravesé varias veces y luego, en el lado más hondo, me quedé flotando bocarriba con total desinhibición, mostrando inocentemente toda la parte anterior de mi cuerpo, después, sin prestar ninguna atención a los alrededores, volví a comenzar a dar varias vueltas pensando terminar la rutina nuevamente en el lado más profundo, para posteriormente salirme a tomar el desayuno y dedicarme a la lectura. Pero esta vez, cuando saqué mi cabeza del agua, y me quité las gotas que se escurrían por encima de mis párpados… ¡vaya sorpresa! En el borde del extremo menos profundo estaba sentada Laura jugueteando con los pies metidos en el agua. Seguramente, pensé no sin cierto rubor, que ella seguramente se había entretenido ...