El Motel
Fecha: 23/04/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Esteban Jonás, Fuente: CuentoRelatos
... penetraría de una vez; ella lo deseaba, quería sentir su gran miembro navegando entre la suavidad y la humedad de su sexo; pero no fue así, Gavilán se arrodilló en el piso para que su nariz y boca quedaran exactamente en el centro de sus nalgas abiertas. Allí él empezó a absorber la fragancia natural del sexo de la mujer con su trasero expuesto, también absorbía el cálido olor de la parte más arriba del sexo, aquella que es inexplorada para muchas mujeres, pero para otras significa otro centro de placer. Él recorría con su boca y nariz ambas partes que estaban a flor de piel, Gavilán al mismo tiempo masajeaba la parte superior de su miembro, estaba llena de una humedad espesa y viscosa.
— ¡Mételo! ¡No aguanto papi!—pidió Ana Luisa.
Gavilán no hizo caso, y lo que introdujo fue su lengua, lo hacía con suavidad, cómo si disfrutara de un helado, luego humedeció sus dedos con el fluido de su boca, y metió uno en la parte apretada de la mujer. Ana Luisa se sorprendió con la facilidad con la cual entró el dedo, luego entraron dos. Su hombre empezó a hacérselo con los dedos por atrás, sin abandonar su húmedo sexo con su boca. La mujer perdió el sentido del tiempo, y olvidó cuál de los dos orificios era su sexo real. De pronto salen los dedos, Gavilán se levanta, humedece su miembro con el fluido de su boca y le dijo:
—Suéltate los glúteos.
Ana Luisa sintió todo el sexo de su codiciado hombre entrando por su vagina. Gimió de placer. Él la tomó fuertemente por su largo ...
... cabello, cómo si se tratase de estar galopando sobre una joven yegua. Los orgasmos de Ana Luisa llegaron, y en cada uno soltaba una profusa y humedad. Con en esa misma humedad, Gavilán envolvió su bestia y esta vez la metió por otra parte, la parte más pequeña y apretada como un puño. Entró poco a poco, esa parte fue abriéndose con cautela y con suavidad.
—Sí papi, dame por allí. Dame duro, no me des suave.
Gavilán empezó a moverse con violencia, esa parte ya estaba suave y dilatada, un diferente orgasmo invadió a Ana Luisa, lo que hizo que soltara más humedad por su sexo. Su misterioso hombre estaba a punto de terminar, así que aumentó la rapidez de sus movimientos, hasta que sucedió, una fuerte explosión de éxtasis abarcó todo el ser de Gavilán, soltando una profusa cantidad de su blanquecino fluido; gritó fuerte cerrando sus ojos, e inmediatamente bajó el ritmo de sus movimientos hasta llevarlos a cero. El fluido blanquecino y espeso empezó a destilar de la parte de atrás de Ana Luisa, un delicioso cansancio se apoderó de ella, quería ahora acostarse con su misterioso hombre y se acurrucada por él.
—Vístete y te vas—dijo Gavilán como si nada hubiese pasado, con el mismo tono de autoridad que al principio. Ana Luisa no discutió, después de todo obtuvo lo que quería.
Al siguiente día, el hombre de lentes oscuros se marchó del motel luego de tomar su desayuno. Ana Luisa vio como se marchaba, “tal vez no vuelva jamás”, pensó. Pero no fue así, ya que él se volvió adicto ...