Cris y Nerea, su madre
Fecha: 21/08/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: zitro1, Fuente: CuentoRelatos
... sospechaba, pero todo... lo que hay... -de pie desnuda solo con las bragas y con cara de sorpresa bajó la cabeza y soltó un suspiro corto.
- Aquí tienes el material con los que se sirve Cris para sus juegos, ¿tú no querrás ser menos que ella, verdad?
- Algo conocía pero viendo todo esto, quizás en ciertas cosas no creo estar a su altura, pero nunca se sabe a dónde una puede llegar.
- Nunca es tarde para saberlo, ¿no crees?
- Verdaderamente cierto... son misterios que cuando los pruebas le dan nuevos placeres a la vida.
La entereza de sus palabras me hizo pensar en unos segundos hasta donde podría llegar.
- Pues quizás nunca es tarde para conocer nuevos placeres te doy a elegir -Mientras le enseñaba un antifaz y una mordaza para la boca. Cogió el antifaz, se sacó las gafas y ella misma se lo colocó. Le ayude a tumbarse sobre la cama boca arriba, la coloqué con las piernas flexionadas y los brazos a los lados.
- ¿De verdad estás dispuesta y quieres conocer los gustos y caprichos de tu hija?
- Si, amo, estoy dispuesta además deseo conocerlos... -en sus palabras, más o menos controladas, se apreciaba que volvía a estar excitada y ansiosa.
Con unas muñequeras y unas tobilleras ambas con argollas se las uní con unos mosquetones y de esta pose quedaba semi inmóvil la espalda contra la cama, las piernas flexionadas y abiertas, le puse un collar y deje pasar un tiempo para darle incertidumbre. Había caído la noche, cerré las persianas y encendí unas ...
... velas dejando la habitación en penumbras.
Derramé sobre su vientre aceite de masajes y con mis manos recorrí todo su cuerpo desde el cuello hasta los pies, acariciando lentamente en círculos dejando tan solo la zona que cubría la tela de las bragas. Tres veces más repetí la operación, por último derramé aceite sobre la tela de las bragas y presioné levemente con la punta de los dedos sobre su coño. Pero solo lo justo para comprobar el grado de excitación y hacerla suspirar. Me incliné y la besé en el ombligo.
- No hace falta que pierdas el tiempo, estoy más que preparada -respondió moviendo sus caderas e invitándome a dejarme de rodeos.
- Depende de cómo se mire -Bajé de nuevo una mano y tocando sobre la tela- Sí, estás húmeda, eso es evidente.
- ¿Entonces?
- No es suficiente. Quiero que lo estés aún más. Que tus muslos se empapen, que tu cuerpo llegue al límite... que ya no puedas más -Su respiración se agitaba, su pecho pálido, suave, sus pezones eran como pequeñas bayas oscuras que se le erizaban por momentos, cogí unas pinzas y pasando la cadena que las unía por la argolla del collar tire de los pezones y se los pincé. Soltó un breve grito entre sorpresa y quizás también de dolor.
- No me gustaría tener que amordazarte, por lo tanto no quiero oírte -por el gesto de su cabeza entendí que estaba de acuerdo.
Tire de las bragas colocando la tela entre las nalgas y por entre una espesa masa de pelos sedosos que cubrían desde el pubis a la zona anal, ...