1. Cris y Nerea, su madre


    Fecha: 21/08/2017, Categorías: Incesto Autor: zitro1, Fuente: CuentoRelatos

    ... mojada, la desaté y la ayude a levantarse, en la agitación le había saltado una de las pinzas que la volví a colocar, le sujeté las manos en la argolla del collar quedando en posición como de estar rezando. La acompañe al servicio, la senté en el bidet para asearla un poco y cuando puse la mano por entre las piernas para enjabonarla un líquido caliente me llenó la mano, estaba orinando. En su cara una sonrisa con expresión vengativa. No aparte la mano y empecé a frotarla chapoteando contra su coño, frote sus labios, tire de ellos y los pellizque entre los dedos. Se levantó de golpe.
    
    - Eres un cerdo.
    
    - Shisst, tranquila -Mientras los dedos mojados se los pasaba por sus labios.
    
    Aquello tuvo la virtud de calmarla poco. Sospesé la posibilidad de soltarla ya, pero cuando respondió.
    
    - Sigamos con el juego, pero, por favor... no te pases, me gustaría verte.
    
    - De acuerdo.
    
    Le saque la venda de los ojos, los tenía rojizos, corrido el rímel quizás habían desprendido alguna lagrima pero tenía las mejillas con un exquisito tono rojizo. De golpe se inclinó hacia mí, me besó tiernamente, decidí dejarla llevar la iniciativa. Fue un beso suave, dulce, diría que incluso casto. Yo, se lo devolví con lujuria. Llevé mis manos hasta su trasero y comencé a amasar y estrujar aquellas nalgas duras y firmes. Nuestras lenguas se retorcían unidas, se saboreaban. Mi polla estaba durísima y se apretaba contra su pubis, su coño y mi polla pegados el uno al otro. El beso duró hasta que ...
    ... ella se separó y me miró a los ojos.
    
    Al abandonar mis labios empezó a besarme todo el rostro, mientras yo pugnaba por saborearla de nuevo. Comenzó entonces a besar y lamer una de mis orejas. Fue sorprendente el averiguar lo increíblemente excitante que puede ser que una mujer te haga esto. Giré un poco la cabeza, para que le fuera más fácil y ella lo aprovechó, mordiéndome y chupándome la oreja. Mientras lo hacía me susurraba:
    
    - Ahora verás lo que te voy a hacer.
    
    Se deslizó entonces hacia abajo, besándome el pecho, lamiéndolo. Descubrió mis pezones y se dedicó a estimularlos con la punta de la lengua, lo que me resultó muy placentero. Me chupaba por todas partes, haciéndome sentir la tremenda habilidad de su lengua, y yo allí quieto, sin responder a sus caricias. Siguió deslizándose hacia abajo y a medida que se aproximaba a mi entrepierna, más tenso y excitado me sentía yo. Se arrodilló. Yo miraba hacia abajo, contemplando sus maniobras. Sus pechos colgaban sobre mis rodillas, como frutas maduras, sus ojos fijos en mi erección, con un brillo de la lujuria reflejado en ellos. Poco a poco, aproximó su boca a mi entrepierna. Por fin, alcanzó su destino y apoyando la lengua en la base de mi miembro, lentamente, la lamió desde abajo hasta la punta. Siguió chupándola muy despacio, con su lengua, con sus labios, pero sin emplear nada más, pues sus manos seguían atadas. Yo estaba enfebrecido, deseaba que se la metiera ya en la boca, que dejara de torturarme, pero tenía otros ...
«12...6789»