1. 40.2 Amor y cariño


    Fecha: 24/04/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... celo que intenta montar y entrar profundo en su hembra.
    
    -¿Puedo Daniel?, la última vez, me permites que te la meta. –eran susurros entrecortados y llenos de pasión que hirieron mi corazón, la última vez, ¿por qué?
    
    -Te deseo, quiero hacerte mío, por favor. –llevé mis manos hacía atrás para abrazar sus glúteos y atraerlos hacia mí.
    
    -Nico ahora soy tuyo, no tiene por qué ser la última vez si tú quieres.
    
    Había obtenido mi consentimiento y a partir de este momento sabía cuál era la función que debía realizar, sujetó mi cuello con fuerza para someterme e inclinarme, extendí mis manos para sujetarme a la pared, con su pierna abrió las mías metiéndola entre ellas y entregado colaboraba en lo que él quería.
    
    Colocó sus manos en mi cintura y apretó hacia abajo para elevar mis nalgas y que sobresalieran muy abiertas y entregadas, llevó su mano derecha a mi boca para que mojara sus dedos en mi saliva y acto seguido los llevo a mi entrada.
    
    Me sentí estremecer cuando acarició mi ano y despacio fue enterrando sus dedos en mi recto, simplemente moviendo sus dedos era capaz de llevarme al delirio, los movía en círculos acariciando mi recto, distendiendo mis esfínteres con suavidad y paciencia hasta que gemía como un loco.
    
    Se detuvo para besar mi espalda y permitió que recobrara su postura normal.
    
    -Eres tan dulce, tan suave, tan especial, vida mía, nunca podré olvidarte. –y no dejaba de besarme sin retirar sus dedos que mantenía quietos en mi recto.
    
    Me decía unas ...
    ... cosas tan bonitas, unas palabras tan lindas que me derretía como chocolate en una boca caliente, se arrodilló a mis espaldas y llevo su cara, su boca, su lengua hasta mi entrada para besarla y lamerla.
    
    -Te quiero Nico, te quiero. –mis palabras salían angustiadas de mi garganta, no podía respirar del placer que me otorgaba y temblaban mis piernas, me sostuve con una sola mano sobre la pared y la derecha la llevé a su nuca para empujarle y que su boca tuviera más contacto con mi ano.
    
    Su lengua era una culebra muy suave que penetraba en su morada empujando con fuerza.
    
    -¡Ayyy!!! Nico, que placer, me matas, te quiero, sí, sí, me gusta, me gusta mucho. –no podía evitar mover ligeramente mi culo, aunque su lengua se saliera, mi mano seguía empujando su nuca y acariciando su pelo.
    
    -Quieres que te la meta. –hablaba sin separar sus labios de mi ojete.
    
    -Sí, sí, ya, ya, la quiero, la quiero. –se puso en pie y volví a colocar mis manos sobre la pared, ahora con el brazo doblado y apoyada la frente en él.
    
    Esperando, aguardaba impaciente que tomara posesión de mí, que me penetrara y me hiciera suyo, que señoreara mi ser que se ofrecía y entregaba a su amor.
    
    Puso sus manos en mi cintura y la verga en la separación de mis nalgas, la dejo correr por ella jugando y excitando mi ano con su roce hasta llevarme a un límite inaguantable. Comencé a gimotear, perdido en mis sentimientos.
    
    -Sí, sí, métela, hazme tuyo Nico. –pero no se hacía lo yo quería, sería lo que él mandara, de ...
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