1. Las desventuras de Elena


    Fecha: 02/05/2019, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... estará lista.
    
    -Bien, entraremos en acción ahora mismo. –indicó la camarera y giró su cabeza para mirar a Elena justo cuando ésta llevaba el vaso a sus labios.
    
    Como si respondiera a un llamado fue hasta la mesa donde estaban los dos hombres que observaban a Elena.
    
    -Bueno, preciosa, ¿hemos empezado ya? –le pregunto uno de ellos, de unos cuarenta y cinco años, moreno y robusto, de cabello escaso, ojos pequeños y una boca de expresión cruel.
    
    -Así es. –confirmó la camarera. –Me ha dicho José que en media hora estará lista para llevarla.
    
    -Bien, traenos entonces dos whiskys con hielo y nos encargaremos. –dijo el otro, algo mayor que su compañero, muy delgado, de rostro enjuto y nariz aguileña.
    
    Inmediatamente tomó su celular, marcó un número y cuando fue atendido dijo:
    
    -Avisen a todos que en una hora estaremos allí con la nueva perra. –y se volvió hacia su compañero:
    
    -Un buen bocado, ¿eh?...
    
    El otro se pasó la lengua por los labios y dijo con sus ojos clavados en Elena:
    
    -Bebé... eso es, perra, bebé tu trago que cuando despiertes ya verás la sorpresa que vas a llevarte...
    
    Poco después la camarera les trajo los whiskys y ambos, sin perder tiempo, tomaron los vasos y se dirigieron hacia su presa.
    
    -Buenas noches, señora... –saludaron casi a dúo y cuando Elena levantó la vista hacia ellos el hombre de rostro enjuto dijo con una sonrisa que procuraba ser lo más amistosa posible:
    
    -¿Nos permite sentarnos?
    
    Elena sintió que su nerviosidad aumentaba ...
    ... ante la inminencia de otro paso adelante en esa aventura que había emprendido.
    
    Tragó saliva y tratando de aparentar tranquilidad y controlar el temblor de la mano que sostenía su vaso, respondió:
    
    -Sí... sí, claro... siéntense, por favor...
    
    -Es usted muy amable. –dijo el hombre robusto y una vez que ambos estuvieron sentados, agregó:
    
    -No la habíamos visto nunca por aquí. Soy muy fisonomista y no creo equivocarme. Además, a una mujer tan hermosa como usted no se la olvida.
    
    Elena se puso tensa al ver cómo el hombre había lanzado un dardo de entrada, sin preámbulo alguno.
    
    -Gracias, señor...
    
    -Edgardo, mi nombre es Edgardo.
    
    -Yo soy Antonio y por supuesto coincido con mi amigo. –intervino el otro. –Vienen muchas mujeres muy hermosas aquí, pero créame que usted se destaca, señora...
    
    Elena bebió un nuevo trago de su vodka con naranja, apoyó el vaso en la mesa y pronunció su nombre.
    
    -Muy bonito nombre para una muy bonita mujer... –dijo el de rostro enjuto.
    
    -Y bonita ropa lleva puesta, Elena... la realza en su belleza. –acotó el compañero inclinándose un poco hacia adelante y envolviéndola en una mirada lasciva que ella no pudo advertir porque mantenía la vista baja.
    
    Empezaba a sentirse extraña, un poco confundida, con algo de temor pero a la vez con una dosis de cierto desenfado. La vista se le nubló por un segundo, pero se recuperó de inmediato y dirigiéndose al hombre robusto dijo:
    
    -Ay... por un instante creí que me iba a desmayar... Es que casi ...
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