1. (10) La misteriosa CB


    Fecha: 07/05/2019, Categorías: Incesto Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos

    ... rozar con su lengua, así como del movimiento de sacarle de la boca y metérselo, y una vez se atragantó debido a que sus gemidos eran guturales, supuse que otro orgasmo la descolocaba, y su temblor era inconfundible, además quiso escapar de mi boca mientras ella aceleraba el suyo, y fue cuando intenté que apartarla, y como respuesta, ella apoyó su cuerpo encima del mío y me dijo que iba a terminar eyaculando encima de la mesa.
    
    Y nos bajamos de la mesa de juntas, ella me llevaba sujeto por el penetrador y me situó en la cabecera, donde ella tenía su puesto y empezó a mover la mano, de vez en cuando pasaba la lengua por el glande, una y otra vez, me dijo que avisara cuando llegara el momento, y esta vez se le metió en la boca, mi mano derecha agarraba su hombro, y sus dientes rozaron levemente, mi mano apretó su hombro, ella le sacó de la boca y le rozó por detrás, y exploté, y poco a poco se fue formando una mancha blanca, ella le apretó y nuevas gotas cayeron, me empujó haciendo que me sentara en su silla, puso su mano recogiendo las últimas gotas, y probó con la punta de la lengua, no dijo nada y me advirtió sujetándome por el glande.
    
    Mañana dejaré que te corras dentro mi vagina, te lo has ganado, pero torcí el gesto, adivinó mi pensamiento. El tono empleado era desdeñoso, me dijo que tenía 39 años, no quería hijos y que puso los medios cuando tuvo 20 años, que todos los hombres éramos unos gilipollas, crecidos y muy ...
    ... creídos de sí mismos, y que somos unos ignorantes del pensamiento de las mujeres en general, desde la más inteligente a la más tonta.
    
    Que meter era muy sencillo, pero que saberla meter era otra historia. Que el aporrear el clítoris también era fácil, pero producir el nacimiento del placer en él y dentro de él no estaba al alcance de muchos cerebros, como el resto del cuerpo y ella lo tenía muy claro, su cuerpo no era el descanso del guerrero, no servía para separar las piernas y que un descer+ebrado metiera su minga, no encontraba palabra con más desmerecimiento del pene que esa.
    
    Dijo que su despacho le limpiaba ella, nadie podía entrar sin su autorización, había habido casos de espionaje y nada mejor que las limpiadoras, ya que lo hacía una empresa de limpiezas, cantera de espías y la señal del semen cuando se secara es donde ella se sienta en las reuniones, nadie puede acercase a esa carpeta, y ella cada vez que mire a la mesa revivirá este extraño entrante, aperitivo de conocimiento, y una vez pensado y meditado, decidirá si puede dejarme la iniciativa.
    
    Miré sus pechos muy cerca de mi boca, sonrió desde su postura, su rostro estaba por encima del mío, me dijo que le había gustado esa estatua, inmóvil, pétrea, que miraba sus pechos desnudos sin parpadear, y estaba intrigada, quería saber más. Unió sus labios a los míos, separé sus labios con mi lengua y absorbí su saliva, algo que la sorprendió pero no opuso resistencia. 
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