1. (10) La misteriosa CB


    Fecha: 07/05/2019, Categorías: Incesto Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos

    ... glande su boca para humedecerle le llené la boca de semen, coincidió la primera salida de semen, luego le utilizó para mojar todo el penetrador.
    
    Dijo que casi la atraganta ya que salió con fuerza, llegándola a la garganta, y lentamente y muy despacio dejó de mover la mano. Pero no dejó de sorprenderme, yo estaba en estado de extasiada extenuación, con un gustillo que no remitía. Ella pasó su lengua por el glande y mi reacción fue un fuerte estremecimiento, me dijo que era para me durara, estábamos de maniobras y pasarían algunos meses, ya que mi regimiento no tenía base, estrategia pura y dura, éramos difícil de detectar.
    
    Y el segundo fue con una mujer casada, con dos hijos pequeños y un marido bebedor, siempre en el límite de la embriaguez. Vecina, y una mañana de viernes santo tocó mi puerta, me necesitaba, era profesora de lengua, tenía que presentar un ejemplo, un trabajo de texto para su certamen de humanidades y sabía de mis relatos de todo tipo y me senté frente a su ordenador, ella se sentó a lado y los críos correteando detrás de nosotros, 2 y 4 añitos.
    
    El tema escogido fue el rapto, no dijo nada, y dejé en libertad a mi imaginación. Yo raptor, la había capturado a ella, lo había hecho mientras dormía, necesitaba sus sueños ya que de ellos me alimentaba, yo no comía sólido como todo el mundo, nada de comida, mi alimento eran los sueños de mujer. Y sin mediar palabra, me soltó el cinturón, bajó la cremallera y atrapó al penetrador, me dijo que este era uno ...
    ... de sus sueños y empezó a mover su mano.
    
    Ella me miraba muy seria, apenas la vi ya que me hizo cerrar los ojos, la sensación que me estaba produciendo fue parecida al del campamento volante, y lo sorprendente fue con la boca me humedecía el glande, otra vez pegaba sus labios y dejaba escapar saliva y cuando exploté nos manchamos mucho.
    
    Ella me limpió sin mediar palabra y cuando volvimos a la posición frente al ordenador, le hablé del placer que me había proporcionado ya que flotaba, le dije de cambiar las tornas, me dijo que no en ese momento, ya me avisaría. Terminé el texto describiendo la sensación de placer que había recibido de ella, coloreado por la escala de placer y comparado con el arco iris en una tarde de tormenta. Como el primero, nunca más me han llevado a ese nivel de placer. Mi pago no fue el artículo, fue un corto fin de semana de invierno, en una antigua abadía, rodeados de silencio y misterio al norte de Las Verdulias.
    
    Hice que probara acostarse en una lápida, y yo a su lado. Viejas lápidas expuestas, debajo bloques de granito que las sujetaban, le dije que éramos las estatuas de reyes muertos. Reconoció que mis palabras y el frío del mármol la estaba excitando, y semanas después me pidió que escribiera todo lo que había ocurrido en ese corto fin de semana, viernes tarde-noche, sábado completo y domingo hasta media tarde.
    
    La devolví a casa de su madre cerca de las nueve de la noche, ella fuera del coche y yo dentro, con el cristal bajado, me cogió ...
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