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Mónica y Roberto
Fecha: 11/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: TORCO, Fuente: CuentoRelatos
... que quedaba en la ruta. Allí se bailaba salsa y cumbia, dos ritmos que mi señora no le gustaban, pero durante la semana ella y el viejo estuvieron practicando y ella se movía bastante bien llevada por el viejo que se mostraba como un gran bailarín. Algo me llamó la atención, el trato que recibía el viejo era muy sospechoso. Al estacionar el coche, me preparaba para pagar el estacionamiento y el empleado al verlo lo saludó con una mezcla de respeto y temor, llamándolo Don Ramiro. Por supuesto no pagamos estacionamiento. La misma situación vivimos en el boliche. Había numerosas personas aguardando ingresar pero los de portería cuando lo vieron nos hicieron ingresar saludándolo de la misma manera que el personal del estacionamiento. Ya dentro nos recibió el encargado de relaciones públicas. Debo aclarar que el viejo y mi esposa caminaban tomados de la mana y yo detrás. Él nos presento como sus amigos pero sin soltarla. Quien nos saludó nos acompañó hasta la mesa que nuestro vecino tenía reservada siempre. Ni bien nos instalamos trajeron una botella del mejor champagne y cuando nos disponíamos a brindar, le dije a mi señora que no me sentía bien y que volvería a casa. Ella quiso acompañarme pero le dije que se quedara con Ramiro y que la pasara bien, que no se preocupara. Los saludé y me retiré observando la sonrisa burlona del viejo. Al llegar a la puerta, el relaciones pública me salió al paso y me informó que por orden de Don Ramiro tenía un lugar asignado en la ...
... planta alta. Era una zona muy bien ubicada ya que se dominaba todas las pistas y era utilizada por los de seguridad para observar todo. Ocupándose esta persona de que me trajeran bebida. Desde allí los observaba, hablaban muy juntos y de a ratos se besaban. Fueron a la pista a bailar y no podía creer que esa mujer fuera ella, sus movimientos eran muy sensuales, bailaba como para festejar a su acompañante. El viejo cada tanto miraba disimuladamente hacia donde él sabía que yo estaría mirando y sonreía maliciosamente. Volvieron a sentarse y siguieron besándose ya con pasión, él le hablaba al oído y ella lo miraba dulcemente asentía y colocaba su cabeza sobre su hombro, para cualquier extraño pasaban por una pareja de enamorados. En varias oportunidades se acercaba gente a saludarlo con el mismo respeto y temor que vi en los ojos del empleado del estacionamiento y les presentaba a mi mujer, inequívocamente se observaba que lo hacía como si fuese su pareja. Mónica saludaba muy amablemente y hasta participaba de las pequeñas charlas que ocurrían. En un momento, se me acerca el relaciones públicas y me entrega una nota. Era del viejo donde me informaba que ya debería irme y me dejaba instrucciones que debía cumplir: llegar y aguardar en mi casa el arribo de ellos. Hacerme el dormido cuando mi señora me fuese a ver. Cuando ingresaran a la casa de Ramiro, debía cruzar pasar al patio trasero y buscar detrás de un masetero las llaves para ingresar sin hacer ruido, caso contrario ...