1. Cuernos por venganza. Lola se cobró la infidelidad del marido, con su vecino


    Fecha: 13/05/2019, Categorías: Masturbación Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    Estoy siendo protagonista de una situación para contar en este espacio, cómplice de nuestras trapisondas. Una historia simple pero no menos disfrutada. Mi amiga, Lola, me propuso que difundiera su historia, de cuando le plantó una buena cornamenta a Gerardo, el gran cornudo. Luego de consumado el acto de plantarle la cornamenta a su marido me pidió que relate ese encuentro con todos los detales de esta primera.
    
    Esta ocurrencia de salir a contarlo fue algo que surgió entre polvo de esa mañana a todo dar, y hasta se le ocurrió crear una especie de club de mujeres para formar una especie de club del cornudo (en proceso de formación) donde recopilar las historias referidas por los futuros socios/as que adhieran a esta idea de Lola.
    
    Nuestro testimonio comienza así:
    
    Ella es Lola, nos vemos con cierta habitualidad, cuando salimos para el trabajo, en las mañanas, ella con el marido adosado como cancerbero que custodia el tesoro. Somos vecinos desde no hace tanto tiempo, tan solo un par de casas nos separa, coincidimos muchas veces en los horarios, ella con su marido, haciéndole “marca personal” como el mejor jugador de la defensa conyugal, yo sacando el automóvil del garaje.
    
    Hasta este día he guardado las formas, para no hacer evidente lo que me atrae su figura, buenas piernas, mejor cola y un buen tentador par de opulento “tetamen”. Con el disimulo que corresponde a las normas de la buena vecindad, recorro cada parte de su seductora anatomía con el mayor disimulo, ...
    ... aunque me pude dar cuenta que me registró varias veces “echándole una mirada para comérmela”, el cruce de miradas decía que no estaba ajena a la intencionalidad que ponía en observar sus movimientos, que todo este ida y vuelta de miradas furtivas quedaría tan solo en nuestro inventario personal.
    
    Con la mirada le hacía saber de mi admiración, deseo y esas ganas de ser algo más que vecino respetuoso, ella con un discreto gesto aparenta agradecer el galante piropo. Con el correr de los días esa expresión de admiración fue tomando cuerpo y esencia, hasta diría que se había instalado una especie de juego de seducción compartida y disfrutada por ambos. En camino al trabajo, más de una vez, he fantaseado con na relación pasional.
    
    Esa mañana, llovía copiosamente, Lola sale sola, lucha, y pierde, la pelea con el paraguas; cruzamos esa mirada cómplice de muchas veces. Espero que se aleje algo de su casa, despacio, muy, bordeando la acera, por el mal tiempo la calle estaba desierta, bajé el vidrio de la ventanilla, ofrecí llevarla, me arrimo a la acera como para hablarle, se anoticia de mis intenciones, me hace señas con la mano, que doblará en la esquina…
    
    Giro antes que ella, espero casi al final de esa cuadra, instantes interminables, con el corazón latiendo a mil, como todas las veces que siento la ansiedad de una aventura, urge pensar a toda velocidad las posibles alternativas de que podría pasar algo y la eventualidad de concretarla. Las deducciones a velocidad del deseo, lo ...
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