1. El anormal afecto de mamá


    Fecha: 15/05/2019, Categorías: Gays Autor: DENYS PERVERSO, Fuente: CuentoRelatos

    ... lentitud desesperante. Horacio y yo habíamos llegado a casa después del colegio. Mis ilusiones crecían en medida que se acercaba la noche. Quería agradarle y me metí a darme un baño. Después fui al cuarto de mamá y me puse un poco de su perfume, de las pocas cosas que admiraba de ella, era el aroma de su perfume me gustaba mucho. Horacio se fue a dormir cuando regresé a nuestra habitación el sueño le había vencido, esto no me desánimo. Mamá lo cogió dormido, yo haría lo mismo. Aun así, confieso que estaba muy nerviosa, mis manos estaban tan empapadas como mi panocha. Sentada al borde de mi cama pensaba como iniciar la seducción de mi hermano. Mucho se habla dela excitación de los hombres, que tienen el deseo a flor de piel. Nunca se habla del deseo que nosotras sentimos. Al menos el mío me atormentaba inclemente. Podía sentir un tremendo pinchazo dentro de mi puchita mojada. Tanto que no resistía el deseo de sentir su dureza en mi vagina. Me incorporé y caminé firme hasta su cama.
    
    Me acosté junto a él de espaldas, sentí su paquete duro en la ranura de mis nalgas, si la erección tiene nombre seguramente es Horacio. Doce centímetros, duros como la roca, empecé a oprimir con mis nalgas y piernas. Rosando mi raja y provocando mi ansiedad. Aun así, Horacio no despertó. Me di vuelta frente a él y metí mi mano derecha entre sus muslos. Sin pensarlo más besé su boca e intenté abrirla con mi lengua. Mi mano se había apoderado de su enorme verga. ¡dios! Que grato calor irradiaba ...
    ... su tremendo cacho. Lo apreté poco a poco cada vez más fuerte hasta que Horacio abrió su boca y chupó mi lengua. De inmediato deslizó su mano por mi vientre hasta posarla en mi pubis. Cual niño jugueteo con mis escasos pelos y enseguida recorrió con su dedo toda mi hendedura. Sentí morir de deseo y a la vez atrapé con mi boca su duro tronco, de la misma forma que lo había hecho mamá, provocándome gran antojo. Rompí el encanto de nuestro beso. Y mi rostro se instaló entre sus piernas, mi lengua rozó sus ingles y él abrió sus piernas, agradecí esa atención besando sus testículos. Horacio encogió su cuerpo, lamí la base de su verga, y la recorrí con mi lengua hasta llegar a su cumbre. Lo torturé aplicando lengüetazos como una gata bebiendo leche. Sentí su verga latir con más fuerza a cada momento, una gota transparente apareció en su corona y la tragué al desaparecer la testa en mi boca. Horacio arqueo su cuerpo al sentirse succionado. Pero pronto me apartó de su tolete.
    
    Dejé escapar un grito de placer cuando uno de sus dedos se internó en mi hueco húmedo y caliente. Gemí levemente cuando el ocupo más fuerza y atizó su dedo en mi pequeño orificio, yo también empujé, necesitaba sentir la gorda verga de mi hermano cebando mis pliegues. Tomó sitio entre mis piernas, me tomó por las caderas, y metió su verga por la fuerza en mi interior. Arqueé mi cuerpo y me relajé permitiendo que aquel gigante consumara su invasión. No puedo precisar cuántas veces enterró su poderosa arma en mis ...
«12...5678»