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Elena (A.C.) - mi masoquista II
Fecha: 10/07/2019, Categorías: Gays Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos
... ambos. Ella al parecer podía soportar más, pues me volvió a abrir sus piernas. Yo, para ese momento, no aguantaba más. De hecho, he de confesar que estuve a punto de correrme sin tocarme. El sólo hecho de hacer eso y saber que a mi pareja le producía placer, me generaba un éxtasis que añoraba volver a sentir. Le ordené ponerse a 4 patas y la penetré sin más. Al instante, comencé un ritmo frenético, mientras me apoderaba de sus tetas y las estrujaba con malicia, mientras escuchaba sus gemidos. Ella se masturbaba, pese a tener el coño maltratado. Podría mentir y decir que duré horas penetrándola, pero lo cierto es que no aguanté ni 3 minutos. Estaba demasiado excitado y al poco rato eyaculé en su interior y, sabía que aquello, a ella le fascinaba. Me despegué de ella y le saqué mi verga, aun semi erecta y perdiendo su tamaño. No tuve que ordenar si quiera que viniera a limpiármela. Ella solita se volteó y me la mamó. A los pocos segundos, se incorporó y me besó ardientemente. Me sorprendió notar que compartía mi semen y parte de sus jugos en mi boca. Que delicia. Esta mujer me enamoraba cada día más. La miré y nos sonreímos. Se levantó y fue al baño, no sin antes recibir una fuerte nalgada de mi parte. Me recosté en la cama, agotado. Si, había durado sólo poco menos de 5 min, pero vaya que aquella había sido una muerte chiquita para mí. A los pocos instantes, ella regresó y se colocó a mi lado. Se recostó sobre mi pecho y la abracé. —Gracias – me dijo —Perdona ...
... por no haber durado tanto – le pedí con bastante vergüenza. —Shhhh – me susurró y añadió – eres el mejor. —Eso dicen todas – le dije tranquilamente —Lo digo en serio. Jamás había conocido a alguien como tú —¿No soy yo el que tiene que decir frases cómo esa? – comenté con sarcasmo. —Pues entonces actúa como tal. Convénceme de que te de la prueba de mi amor – me retó —¿Acaso no ya eres mía? —No – respondió con sorna —¿Ah, no? – le espeté agarrándole una teta - ¿Entonces porque estás desnuda junto a mí y me dejas cogerte y tocarte y maltratarte? —Porque ya me habías engatusado desde un inicio. —¿Yo? —¿Acaso hay otro hombre que esté desnudo junto a mí? La besé sin más tomando uno de sus turgentes muslos. La recorrí con mis manos de pies a cabeza mientras mi lengua hurgaba en su boca. Al poco rato, mi verga comenzaba a despertar y ella volvía a mojarse. Me tumbé boca arriba y le ordené: “clávatela entera”. No le tuve que decir ni dos veces, porque ya estaba encima, cabalgándome. La aparté un poco de mí, pues ansiaba golpear esas tetas morenas… “Las manos sobre la cabeza o sobre mis piernas” le ordené. Ella, adivinando mis intenciones, sonrió y alzó sus manos, dejándome ver un par de tambaleantes ubres a mi merced. Comencé con golpes ligeros, todos siempre con la mano abierta y fui aumentando la intensidad hasta que los golpes sonaban como una verdadera nalgada. Ella sólo disfrutaba y gemía, mientras yo estaba en el cielo. 5 minutos de ese ...