1. Cita con mi Ginecólogo


    Fecha: 12/07/2019, Categorías: Confesiones Autor: Karina Rios, Fuente: CuentoRelatos

    ... nuestras lenguas y saliva, cambiaban de sitio a mi orden y llenaron de saliva mi culo que se dilato lo suficiente para mi siguiente deseo. Los forme de mayor a menos en tamaño y por supuesto mi marido quedo de ultimo a pesar de su no despreciable pene y en ese orden empezaron a sodomizarme, abriendo mis nalgas y colocando en primera instancia Miguel su pene en mi ano y de un solo golpe entro hasta sus huevos, que placer, que grito de alegría que di solo interrumpido por la enorme verga del negro que tapo mi boca y me grito: Guarra... puta, mama mi verga y lame mis huevos, yo lo miraba extasiada y metía si miembro hasta donde podía, lo sacaba y lamía sus descomunales huevas dejándolas brillantes y saboreando su fuerte sabor a negro, los otros dos se halaban sus vergas como posesos pidiendo un espacio en mi culo o mi boca, sin que los privilegiados les prestaran atención. Saqué este enorme pene de mi boca y le grite: Quiero este pene que perfore mi culo y con un movimiento brusco desconecte a mi marido de mi ano.
    
    El negro poso mis manos sobre mis nalgas mientras me encargaba con mi boca de las tres vergas restantes para que no lo perturbaran, inmediatamente acerco su glande a mí lubricado ano y lo introdujo y con su mano movía su pene arriba, abajo y a los lados generándome una sensación indescriptible y sin previo aviso introdujo hasta la empuñadura esta negra espada de carne dejándome sin ...
    ... aliento, solo atine a gritar: negro…. sigue. perfórame el culo... llena mis intestinos de tu leche, Miguel al oírme gritar se empezó a derramar en mi boca subiendo más aun mi estado de éxtasis, saboreé su leche mientras el negro con bruscos empujones rebotaba en mis grandes nalgas, me golpeaba con su mano abierta y me decía: que ano tan apretado tienes... que nalgas enormes de guarra..., sentí como con movimientos convulsivos clavaba su pene en mi ano hasta sus guevas y llenaba mi agradecido culo de leche.
    
    Los negros que faltaban por disfrutar me alzaron como un trofeo de la mesa de centro y uno de ellos se acostó mientras el otro me colocaba encima de su pene, abrió mi vagina de un solo golpe haciéndome reaccionar con un suspiro y le di un beso en su pecho mientras el otro introducía su miembro en mi muy dilatado ano. Sus movimientos eran rítmicos y yo solo sentía el pene que entraba en mi vagina porque mi ano estaba tan lubricado que el miembro del negro de turno resbalaba hacia a dentro y hacia fuera sintiendo una sensación muy leve que solo era suplida por el pene que abría con maestría mi vagina mientras lamía mis tetas. Los dos no demoraron mucho en venirse y en convulsiones acompasadas llegamos y caímos tendidos uno encima del otro, bajo los aplausos de mi marido y el negro vergón quienes ya estaban recuperados, gritaban: vamos guarra... no querías sexo a tope…. pues lo tienes de verdad. 
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