Dos gemelas se la lían parda a su tío
Fecha: 16/07/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
... con cara de tonto.
Bea, se levantó, y me dijo:
-Bueno, nosotras nos retíranos, mañana, después de otros vinos, seguiremos hablando, si te apetece.
-Hasta mañana.
Bea, se acercó a mí, se inclinó y me dio un beso en la boca. Sus labios eran tan frescos que me la pusieron morcillona.
-Hasta mañana, tío -dijo Bea después de besarme.
Nina me plantó otro beso en la boca. Sus labios eran como los de su hermana, fresquitos. Tuve que tapar la polla con la mano.
-Hasta mañana -dijo Nina.
A la mañana siguiente estaba en la cocina dando cuenta de unos huevos con jamón y un zumo de naranja. Llegaron vestidas con una blusa blanca, pantalón negro y unas zapatillas de deporte blancas. Sin maquillar, y sin carmín en los labios, aún estaban más bonitas.
-Buenos días -les dije.
Buenos días, tío. ¿Dormiste bien? -me preguntó Nina.
-De maravilla. ¿Y vosotras?
-Acabamos durmiendo en mi cuarto.
-¿Teníais miedo de mí después de lo que hablamos?
-No, es que nos gusta dormir juntas.
-¿Qué queréis desayunar?
-Sólo zumo. Hay que guardar la línea.
Desayunaron y se fueron. Llevaban dos bolsas de playa, demasiado grandes para mi gusto.
Sabía que no estaba bien lo que iba a hacer, pero estaban tan buenas, que quise saber cómo era su ropa interior. Sus braguitas, sus sujetadores... Fui al cuarto de Nina, abrí el de la cajón de arriba de la cómoda y, ¡sorpresa!, en el cajón me encontré: Spray anal relajante, Lubricante, dos vibradores, uno en forma de ...
... polla y otro con un estimulador de clítoris. Un masajeador que tenía un mango largo y que en la punta parecía una maraca. Un consolador con ventosa. Unas esposas y un arnés con una polla importante... Abrí el armario y allí, entre vestidos, trajes y otras ropas, estaba el hábito de una monja, y un uniforme de policía con su pistola y todo. Una máscara veneciana... ¿Cuánto cobrarían? Ya no las veía como mis sobrinas, las veía como dos diablesas con rostros angelicales y cuerpos de infarto.
Estaba tan cachondo después de ver aquellas cosas que llamé a Lupe, la dueña de una agencia de contactos, y le pregunté si había alguna novedad interesante. Me dijo que llegara una morenita nueva, que aún no hiciera ningún servicio, pero que era cara, por su juventud y su inexperiencia. Me importaba una mierda rascarme el bolsillo.
Una hora más tarde llamaba la morenita al timbre del pazo. Le abrí, y me preguntó:
-¿El señor Follabien?
Aquel era mi mote de guerra.
-De maravilla. Pasa que lo vas a comprobar.
Su nombre de guerra era Rihanna, y como la cantante, era morena, de ojos negros, con buenas tetas, labios sensuales... con un cuerpo diez. Vestía con una minifalda roja y llevaba un bolso, una blusa y unos zapatos de aguja del mismo color. Venía a que la pillase el toro y el toro la iba a pillar. A mí no me gusta ir a lio al instante. Y esa vez, menos, ya que la chavala, que no creo que pasara de los diecinueve años, estaba visiblemente nerviosa. Le indiqué con la mano un ...