Me vio vestida de mujer y me rompió el culo en su camión
Fecha: 01/09/2017,
Categorías:
Transexuales
Autor: janet70, Fuente: SexoSinTabues
... con mi calzón y no me lo devolviste? ¿Para sentirte mujer? - Inés, yo te iba a devolver tu tanga, pero sí, me la quedé porque me gusta usarla. Ella comenzó a sonreír relajadamente, como aceptando mi situación. - Ya veo picarona. Ya te lo dije. Si es por mí, te pido que no sientas vergüenza de ti misma. Ahora no me interesa ese calzón. Tengo muchos. Te lo regalo. Pero, ¿cómo es que quieres ser mujer? ¿Por qué? - No sabría decirte por qué. Sólo te podría decir que me gusta. - Pero de alguna manera lo descubriste. Debió aparecer algo o alguien que hizo que te decidieras. - Tal vez porque cuando fui niño, un tipo me cogió a medias, y me gustó. -¿Cómo es eso que un hombre te cogió a medias? Cuéntame por favor. Le conté todo de mí. Todo lo referente a mi cambio de vida. Estuvimos casi toda la noche conversando acerca de mí. Lo tomé como un desahogo de todos mis sentimientos reprimidos. Inés nunca le contó a nadie acerca de mis gustos sexuales. No obstante, con el transcurrir de los días, me ayudó en mucho para transformarme en una chica trans de closet. Me enseñó a pintarme los labios, las pestañas y los párpados. También a usar rubor. Me dió instrucciones paso a paso para depilarme con cera negra, ¡Qué dolor! Aunque ahora tengo una depiladora y también asisto a un centro de depilación con láser. Me compró con mi dinero, ropa de mujer, inclusive las tanguitas y corpiñitos. Ahora me compro todo yo solita. Lo del corpiño es algo simbólico, porque no tenía tetas y ahora no tengo ...
... grandes tetas. Incluso me dejé crecer el pelo mucho más largo. Lo cierto que ella me compraba todo porque yo no me atrevía a adquirir todas esas cosas por mi propia cuenta. Aunque no crean, soy muy tímida. Inés se comportó como toda una gran amiga. También me puse a dieta estricta, para bajar más de doce kilos. Quedé ultra delgada, como una mujer. Ella conocía enteramente mi vida. Y yo también la de ella. Prácticamente nuestros secretos desaparecieron. Pero en la pensión, ya todos se percataron mi nuevo "cambio". Todos me miraban de otra forma. Claro, estaba muy delgada, bien depiladita, más delicada, perfumada, con el pelo más largo, etc. Todos los hospedados se dieron cuenta de mi nueva remodelación. Luego de algunos meses, el cincuentón le ofreció a mi amiga llevarla a vivir con él a una hermosísima casa. Inés aceptó. Ni loca se perdería una oportunidad de vivir una ostentosa vida. Ya, días antes de mudarse con el cincuentón, junto a su madre a su nuevo nido, la dueña nos ofreció darnos un almuerzo de despedida a mi amiga y a su madre. Todos fuimos invitados al almuerzo en la pensión, en el comedor grande. Inés y yo nos sentamos a la mesa una al lado de la otra. Pudimos observar que también se había sentado un hombre al que jamás habíamos visto antes. -¿Quién ese ese tipo? -Le pregunté a Inés, prácticamente susurrándole al oído. - ¿Del pelado te refieres? No sé. La madre de mi amiga escuchó la respuesta de mi amiga y me respondió muy despacio. - Es Lisandro, el sobrino de la ...