Negación - Capítulo 5
Fecha: 08/09/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
... hasta la consulta de la Dra. Claudia Bowen – Médico Gineco-Obstetra.
- Toc, toc – dije, mientras asomaba mi cabeza por la puerta.
- ¡Pasa! – me dijo, al momento que se cubría la boca. La atrapé con las manos en la masa comiendo chocolates, su debilidad.
Su box de atención era amplio, ordenado. Se hallaba en el segundo piso, y las ventanas detrás del escritorio donde se sentaba, daban al estacionamiento. Más allá, podía ver los edificios de la ciudad, grises, perdiéndose en el paisaje entre las nubes que cubrían el cielo. Su oficina, era dos veces el tamaño de la mía. Estaba correctamente distribuida, acorde a las normas que rigen los recintos hospitalarios. El área administrativa estaba conformada por su escritorio en forma de ele, con el ordenador y todos los documentos pulcramente ordenados, nunca osaría mover alguno, eso sería liberar al Kraken. Ella usaba una silla giratoria, con respaldo alto. Miraba algo en la pantalla del computador, seguramente alguna revista médica. Había dos cómodas sillas para los pacientes, yo usaba una de ellas. Arrimado al muro había un estante lleno de libros. Del otro lado, estaba el área clínica, la cama ginecológica predominaba en la imagen -con esas perneras laterales que daban miedo-. No entendía como las mujeres adoptaban esa posición para acudir a sus controles médicos, la posición en sí, era sumamente incómoda, y te sentías jodidamente observado. Tuve que subirme a esa silla de tortura medieval un día, y fue lo más vergonzoso ...
... que he hecho sin pantalones.
Frente a la camilla había una pequeña mesa portátil llena de instrumentos, una lámpara y un banquito. Adyacente a estos, había dos lavamanos, uno con un cartel verde que indicaba “Área Limpia” y otro rojo para el “Área Sucia”. Hacia la izquierda, tras una puerta corrediza, estaba el baño en el que la Doctora sentada frente a mí, te pedía amablemente que te desvistieras mientras te entregaba una ridícula bata, que no te cubría el culo.
- No te ves muy bien – me miró, dejando de lado el interesante artículo, hice una mueca.
- Hago lo que puedo.
- ¿Has vuelto a vomitar? Dame tu mano – se la tendía, y buscó mi pulso.
- No. Nada más.
- ¿Nauseas, dolor de cabeza, pititos en los oídos, ves estrellitas? – Me soltó y abrió una de las gavetas de su escritorio – Abre la boca.
- Nop… nop… nop y nop… - Se acercó con un baja-lenguas – Ahhhh…. – abrí grande.
- Sigues deshidratado – dijo, eliminando el palito de madera en un basurero bajo es escritorio - ¿Has tomado líquidos?
- Me acabo de tomar una bebida energizante.
- Bien, eso ayudará.
- Si, Doctora… y dígame… ¿cuánto tiempo me queda? – dramaticé.
- Sobrevivirás, tranquilo. – se reía. Hoy estaba de bueno humor.
La Dra. Bowen era una mujer bastante seria, siempre era raro escucharla bromear. Fue la hija única de un Abogado y una Maestra de Párvulos. Sus padres le entregaron la vida que cualquier niño desea, fue una princesa criada en un castillo. Nunca se le negó nada, y ...