Negación - Capítulo 5
Fecha: 08/09/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
... supositorios – indicó la bolsa, más pequeña – bueno, sabes cómo usarlos, pero, debo mencionarte que el tiempo en que comienzan a hacer efecto es muy corto, uno o dos minutos. La musculatura del esfínter no va a responder a tu cuerpo, y tu ano se dilatará en forma pasiva, por sí solo. – se pasó la mano por la frente - ¡Por Dios, no puedo creer que me hagas decirte esto!
- Entiendo… ósea…
.- Lo que quiero decir, es que te sugiero, que te lo administres unos treinta minutos antes de que te penetren – me puse rojo –. El recubierto del supositorio demora aproximadamente quince minutos en disolverse, y la Lidocaína, el anestésico que trae, unos dos minutos en adormecer la zona, con el resto del tiempo nos aseguramos que el fármaco haga efecto. Pero este plazo no asegura que no pierdas al cien por ciento el tono muscular rectal, o sino, será evidente que hiciste algo, porque será muy fácil metértelo…!Uf!.. Lo dije – giró en su silla, hasta volver a su posición inicial.
- Eso fue… - sentía mis mejillas arder.
- ¡No!... No digas nada…
- Creo que es mejor que me vaya – le dije apenado.
- Una cosa más, el efecto dura aproximadamente tres horas, y no puedes usar otro supositorio hasta un rango de seis a ocho horas desde la primera administración, si no respetas estos tiempos, estás aumentando la concentración plasmática del fármaco, y esas serían malas noticias para todos.
- Lo tengo, uno media hora antes y durará tres horas. El siguiente a las ocho horas después ...
... de poner el primero – concluí.
- ¡Exacto!
- Gracias… – le dije poniéndome de pie – …por la segunda conversación más incómoda que hemos tenido... fue un honor para ti, verme. Pero este cuerpo, tiene que laborar. – llegué a la puerta y la abrí… me despedí con la mano, como un niño, quería correr de ahí.
- ¡Vete!... ¡Y no regreses! – Me gritó mientras la silenciaba cerrando la puerta. Suspiré, escondí los sobres en mi chaqueta, y volví al trabajo.
- - -
Los días pasaron, y la angustia creció.
Cuando salí de la consulta de Claudia el lunes, la esperanza opacó lo malo del fin de semana, todo marchaba viento en popa, y estuve tranquilo. Hice mi clase en el gimnasio, ya que para el mediodía había vuelto a ser yo mismo. Aguanté un par de bromas de Brawny, y hablé con Cecilia un rato en el pasillo en mi hora de descanso. Se iría a la playa con su marido al día siguiente al atardecer, planeaban estar fuera hasta el jueves de la semana próxima, eran unas mini-vacaciones. Se veía ilusionada, parecía que el sol oculto entre las nubes, se las arreglaba para enviarnos rayos de luz a todos y arreglar nuestros días. Como ya no tenía otras obligaciones ese día, volví a casa, estuve hasta las dos de la mañana revisando los exámenes, principalmente porque quería sacarme ese peso de encima – había acumulado mucho trabajo –, por otra parte, porque tenía curiosidad de saber cuántos difuntos se adjudicaría “El Cementerio” en su primer semestre como docente. La cifra no decepcionó. ...