1. Verónica, una lectora que se convierte en uno de mis relatos - Parte 3


    Fecha: 05/09/2017, Categorías: Hetero Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... con un atuendo deportivo de pantalón rojo para sudar y su blusa blanca que de alguna manera dejan ver un bustier que sostienen firmemente sus dos pequeños pechos. Debo decir que es bonita, algunas cuantas pecas en su rostro, cabello castaño, tez clara, ojos verdes: calculo que mide 5 pies con 5 pulgadas. Su cuerpo se puede criticar como flaca, aunque sus glúteos resaltan con su pantalón deportivo, que creo que darán una buena vista en posición de perrito en la cama. Pero en este momento solo comía ansias, realmente no sabía si aquella oportunidad se iba a dar. Era el momento de conocernos y ver si esa aventura era algo que Lizbeth deseara.
    
    Verónica me la presenta, me levanto de la mesa para estrechar su mano. Veo en los ojos de Lizbeth que hay una mirada de sorpresa, pero que no puedo intuir realmente si es de aprobación o simplemente se cuestiona como su amiga pudo enredarse con un viejo como yo, su mirada es algo ambigua, quizá me equivocaba y era realmente cohibida. Hablamos y mientras platicamos tomamos un jugo de naranja, pues a conocimiento que ambas venían, pues he ordenado un pichel de la bebida. Obviamente la plática fue toda en el idioma de Shakespeare, pues Lizbeth, aunque de padre mexicano y madre norteamericana, solo maneja un idioma. Intento que la plática sea más trivial para aminorar el nerviosismo de Lizbeth, pues Verónica por obvias razones es más libre para expresarse y es ella la que va al grano y es loúnico que me pregunta en español:
    
    —¿Qué le ...
    ... parece mi amiga?
    
    —¡Es muy bonita!–le he contestado.
    
    Luego Verónica se toma la libertad por hablar por Lizbeth, diciendo que porque su madre esta esperándola en casa, ella se tiene que ir, pero que está de acuerdo en regresar después de las cinco de la tarde, si es que yo estoy de acuerdo también. Miro a Lizbeth a los ojos y contesto que estoy de acuerdo y que me agrada la idea de compartir un tiempo con Lizbeth. Ella como que quiere evadir mi mirada, sé que no se siente confortable e intento sacarle plática en losúltimos minutos de aquel encuentro.
    
    —Lizbeth,¿qué estudias en el colegio?
    
    —Contabilidad.–contesta.
    
    —Esta tarde,¿gustas que te espere aquí o quieres llegar directa a mi habitación?
    
    —Como tú gustes.
    
    —¿Deseas cenar conmigo?
    
    —Si, podrías cenar juntos.
    
    —En ese caso, espérame en la sala de visitas e iremos a comer a otro lugar.¿Hasta qué horas estarás disponible de la noche?
    
    —Tengo toda la noche, mi madre regularmente regresa a eso de las 5:30 de la mañana de trabajar.
    
    Aquellas fueron las pocas palabras que hablamos con Lizbeth en ese encuentro que hasta el momento me parece extraño, pues aquí estoy platicando con dos lindas muñecas que apenas se acercan a su segunda década de sus vidas, para concertar un encuentro sexual, mientras Verónica a quien ya me cogí el día anterior y con quien comenzaré este maratón sexual, escucha nuestra conversación. Por el momento aquella tensión mental se mitiga con la idea que no estarán las dos a la vez, pues a ...
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