1. Verónica, una lectora que se convierte en uno de mis relatos - Parte 3


    Fecha: 05/09/2017, Categorías: Hetero Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... posteriores de haber sido desvirgadas de sus pequeños orificios. Ahí estaba Verónica, la más pequeña, la del culo de apariencia infantil dispuesta a recibir más verga. Tuve que preguntarle:
    
    —¿De veras, no te duele?
    
    —Ahorita no, me dolió ayer, pero si voy a pasar lo que pase ayer con esa corrida tan rica, me expongo al dolor.
    
    Estoy admirado y obviamente excitado que una chica tan bonita y con ese rico culo que te diga que te lo quiere dar, que ese culo es mío cuando yo lo desee. Y mientras yo le masajeo sus lindos glúteos, Verónica sigue con sus besos, que realmente tuve la idea de llamar a este relato: Verónica, la chica de los ricos besos.
    
    La he llevado cargando al cuarto de la suite, donde me doy a la excitante faena de desnudarla de nuevo. Su olor es exquisito, no sé qué perfume usa, pero me hipnotiza las neuronas y las mantiene en ese letargo de un trance donde el vibrar de sus gemidos hacen que el palpitar se acelere. Recorro de nuevo ese bonito y sensual cuerpo de Verónica, quien yace en la cama sobre su espalda, todavía con su sostén color naranja, que hace juego con el bikini de color también naranja. No sé si los besos le excitan tanto o lo que imagina de antemano que sabe va suceder disparan sus sentidos, pero también tengo en cuenta que esta niña me ha contado que ha tenido orgasmos en sus sueños. Como le dije el día anterior: todo está en la mente.
    
    Tiene el bikini tan mojado, que un espeso liquido es evidente por sobre la parte que regularmente ...
    ... lleva esa tela de algodón para comodidad de quien lo usa, y su olor me atrae, ese olor que desde que lo descubrí a mi edad de 15 años, no me canso de buscar y redescubrir. No puedo evitarlo, y sobre la tela de su bikini ya empapado de los jugos de la pequeña verónica, le he pasado mi lengua un par de minutos para volver a escuchar los gemidos de Verónica, que esta vez con más confianza frota con sus dedos mi cabeza que tiene entre sus piernas, mientras a la vez mis dedos juegan con sus pezones y vuelve la euforia de su jadeo, pues con mi lengua intento quitar esa barrera para llegar a su clítoris. No habrá pasado más de cinco minutos cuando la luz de otro orgasmo hace que Verónica eleve de nuevo su voz:¡Dios mío! Me vengo, me vengo, me vengo… Y su pelvis intenta con enorme fuerza elevarse, y yo la contramino hacia la cama, donde ahora succiono su clítoris con todo y su calzón.
    
    —Tony, me tienes loca.¿No sabré que hacer cuando te vayas?
    
    —Vente conmigo si quieres… eres mayor de edad.
    
    —Sabes, me gustaría. Sabes que me gustaría. Pero tú me lo has dicho y sé que tienes razón. Lo nuestro no tiene futuro.
    
    —Es la verdad… es cuestión de ser honestos con nosotros mismos.
    
    —Pero, vendrías por mí a verme…¿algunas veces?
    
    —Por ti vendría las veces que pueda y que tú quieras.
    
    Me da esa mirada de satisfecha por mi respuesta y me pide que ella quiera quitarme el pantalón, el cual todavía llevo puesto. Lo hace dándome besos alrededor del ombligo, ella a la orilla de la cama y yo ...
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