Mi mujer, el culo de mi suegra y el mío
Fecha: 23/09/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Werther el Viej, Fuente: CuentoRelatos
... Pilar también se había corrido porque había dejado de masturbarse. Permanecía inmóvil, con los ojos entornados. Sentí la necesidad ineludible de besarla. Me derrumbé sobre su cuerpo y la besé. La besé apasionadamente, con mi lengua revoloteando dentro de su boca. Y ella, con la misma pasión y revuelo de lengua, me devolvió el beso.
Cuando bajé de la cama tenía la polla pringada de semen. Pilar, que se había quedado tumbada de espaldas, al verlo, sonrió y se ladeó para enseñarme su ojete.
‒Mira ‒me dijo.
Lo tenía empapado de esperma viscosa que goteaba sobre la sábana de debajo.
‒¡Joder! ‒exclamé y nos entró risa a los dos.
‒¿Te ha gustado darme por el culo? ‒me soltó con cierta sorna.
‒Ha sido de alucine... Cariño, tienes un culo de lujo.
‒Es mi punto débil... ¿No te lo ha contado Helena? Me la han metido casi más por detrás que por delante... ‒bajó de la cama sonriendo‒. ¿No te lo ha contado tu mujer? Quien me toca el culo, me folla el culo ‒por su tono de voz parecía que me estaba explicando una travesura‒. Tío, cuando veo a alguien follando un culo de una mujer, de un gay, de un trans o de lo que sea, me pongo supercachonda.... Aunque sea con un arnés, como el que yo tengo... ¿No te lo ha contado Helena?
Sacó un par de toallitas húmedas del cajón de una de las mesillas de noche. Se limpió, con una, el semen de los muslos y del trasero y me ofreció la otra para que me quitase el pringue del pene.
‒Tienes una polla muy rica, querido ‒profirió; ...
... y dándome un par de azotes en las nalgas, concluyó: ‒y un culito muy guapo... ¡Hala, vamos a la ducha!
Nos duchamos juntos enjabonándonos a la recíproca, sobándonos libidinosamente y jugueteando como un par de adolescentes. Como era de esperar con tanto retozo, a mí se me levantó la polla y Pilar se puso muy cachonda. Y hubiésemos follado allí mismo, en la ducha, de no haber aparecido Helena que acaba de llegar.
‒¡Vaya! ¡Veo que ya os habéis presentado! ‒exclamó jocosamente, mientras Pilar y yo nos envolvíamos en sendos albornoces.
Cenamos la comida japonesa que Helena había traído. Estuvimos haciendo bromas sobre la situación, durante la cena. Pero no fue hasta cuando tomábamos café y licores que la cosa se inició.
En un momento dado, mi mujer se acercó a la butaca donde yo estaba arrellanado y me besó con arrebato, mientras me desabrochaba el albornoz. Al instante, mi cipote saltó presentando armas. Nuevamente lo tenía erecto, duro, agresivo,
‒¡Dios, qué panorama más sugestivo! ‒profirió Pilar que estaba sentada enfrente, en el sofá.
Mi mujer, por su parte, me hizo unas carantoñas masturbatorias y, dirigiéndose a su madre, le preguntó: ‒¿Te lo has pasado bien ?
‒Como un putón verbenero... Nena, tu marido es un tío estupendo... con una polla estupenda.
‒Tu mamá es una calentorra de mucho cuidado ‒me sentí obligado a intervenir en plan socarrón‒. ¡Y menudo culo!
‒¡Vaya! ‒exclamó Helena, sonriente‒. Ya lo has catado, ¿no, cariño?
‒A fondo ‒le ...