En Familia
Fecha: 02/10/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: ProblemGirl, Fuente: CuentoRelatos
... su pene en mi vagina. Su herramienta entraba con mucha dificultad y como no, si esa bestia era enorme.
Una vez que la tuve adentro, se empezó a mover como loco, para este punto yo ya me deja violar, obtuve dos orgasmos y después de un rato pude sentir como su pene se contraía en las paredes de mi vagina, derramando fuertes chorros de su semilla de hombre en mis entrañas, parecía que era una manguera y casi me espantó la idea de que se me saliera el semen hasta por los ojos. No me dejó recuperarme cuando ya estaba duro otra vez.
Esto fue sólo la práctica de lo que le espera a tu precioso culo- Me susurró en el oído, me dio la vuelta y colocó tres almohadas en mi vientre, dejando muy parado y a su merced mi trasero. Pude sentir como agarraba y remojaba sus dedos del semen que me escurría por la vagina para después untarlo como crema en mi agujerito trasero. Metió un dedo y yo me sentía a morir del dolor, pero después me fui acostumbrando y la excitación comenzó a crecer más y más, haciendo que me mojara y cayeran más fluidos en mi rayita. Mi cuñado empezó a guiar su erección a mi culo y se empezó a abrir paso, creí que me desmayaría del dolor cuando, al fin, pude sentir que toda su longitud había entrado en mí. Por suerte para mí, Sergio controló (esta vez), su instinto de enterrármela una y otra vez y me dejó acostumbrarme a su tamaño. Yo quería sentir ya su moviendo, empecé a mover mis caderas buscando el placer que necesitaba, Mi cuñado lo vio como una invitación ...
... a moverse y no tardó en unirse a mis movimientos. Después él tomó el control y me agarró por mis caderas y empezó con el moviendo rudo de sus embestidas.
Cuando terminó derramó un poco más de semen en mi trasero y sacó su pene de mí. Estaba tan cansada que me quede dormida aún con el culo levantado y dilatado.
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Cuando abrí los ojos aún seguía en la misma posición en la que me dormí y no estaba mi cuñado, ni en la cama, ni en la habitación. Aún tenía las manos atadas y estaba ya rojas por la presión que la cuerda ejercía en ellas. Escuché ruidos en mi casa, por lo que supuse, mi cuñado seguía aquí.
Sergio entró al cuarto con un vaso de agua y unas pastillas. Me desató y me dijo que me tomará las pastillas, que aliviarían el dolor de mi culo y mis muñecas, después me pidió que le hiciera un favor.
—¡Estás loco! Ni loca haría tal cosa.
Mi cuñado, el muy hijo de puta, me dijo que estaba muy endeudado y que en la mañana le había platicado a uno de sus amigos la magnífica puta que se comió en la noche, y su amigo le propuso darle una buena cantidad por follársela también.
Me rehusaba a acostarme con su amigo, pero el muy cabrón me amenazaba con mostrarle unas fotos a mi marido, en esas fotos yo salía siendo follada, no violada, si no como si yo estuviera siéndole infiel. Acepté, no quería perder a mi marido. Mi cuñado sacó otra pastilla de su bolsillo del pantalón, dijo que con esa me relajaría más para el cliente. Me la tomé sin ...