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Carla cambió mi vida
Fecha: 02/10/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: robertox, Fuente: CuentoRelatos
... centro y una ventana que daba al exterior. Apenas estaba adornada, total sólo era para visitas ocasionales. Cuando entramos no pude contenerme más y le di la vuelta suavemente. Le susurré al oído que esa noche sería mía y pude notar como se pegaba a mí tocándome todo el vientre y la zona pectoral por encima de la ropa. La cogí por el rostro y nos besamos: nuestras lenguas danzaban y jugaban en nuestro interior, había mucha pasión en ese beso. Primero yo le metía la lengua hasta el fondo, recreándome lo máximo posible mientras con mis manos masajeaba sus nalgas por debajo del vestido tan sugerente que llevaba puesto. Sus incipientes gemidos hacían que me calentase aún más y mi miembro ya estaba endurecido y me apretaba en el pantalón. Luego ella me metía la lengua a mí y yo me dejaba hacer mientras me manoseaba el paquete por encima de la ropa. Estuvimos así varios minutos, disfrutando de nuestras bocas, de vez en cuando nos separábamos nuestros rostros para mirarnos, sonreír con lujuria y seguíamos. A continuación empezamos a desvestirnos: ella me quitó la camisa y yo rápidamente me zafé de mis pantalones y ropa interior. —Vaya cariño… que bien dotado estas. Me encanta que estés así por mí. No sabes cómo echaba de menos tener una polla tan grande y dura para mí… ¿Por qué será para mí verdad? —dijo ella con cara de no haber roto un plato en su vida mientras ella me empezaba a masturbar. —Desde luego que sí… mmm es toda tuya. Te quiero dar mucho placer y hacerte ...
... gozar como nunca. —Oh sí cariño, me encantas. Te voy a hacer la mejor mamada que jamás te hayan hecho. Ya verás. Se agachó ante mí y comenzó a pajearme lentamente, restregaba su cara contra mi pene y mis huevos; yo estaba excitadísimo, la tenía enorme y dura. El calor que emanaba su boca me estaba volviendo loco. Se estaba recreando mucho: masajeaba mis huevos y los lamía de arriba abajo mientras me pajeaba lentamente. A continuación me bajó el prepucio y con la punta de la lengua comenzó a lamer mi glande. Multitud de sensaciones invadían mi cuerpo, toda mi sangre se concentraba en mi miembro y mi cerebro estaba a mil por hora gracias al magistral manejo de la lengua por parte de Carla. Movía su lengua sobre mi glande con rapidez, hacia los lados y dibujaba muchas formas distintas. — ¡Dios mío Carla! ¡Qué bien lo haces, no pares por favor! A ella le calentaban más aún mis gemidos y decidió meterse mi miembro en la boca. Fue una sensación maravillosa, sabía muy bien lo que hacía: la tenía perfectamente envuelta en su boca y sin darme con los dientes, sus labios subían y bajaban rítmicamente por el tronco de mi pene y su lengua hacía maravillas en su interior. Mi miembro estaba lleno entero de su saliva y yo no paraba de gemir. —Uff Carla, voy a correrme si sigues así. Deja que te haga yo un oral ahora —dije esto rápidamente antes de correrme porque quería disfrutar esto al máximo. — Si por favor, hazme un buen oral y dame mucho gozo mi niño. —No tengo ...