1. Yegua domada (2)


    Fecha: 16/10/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anabella, Fuente: CuentoRelatos

    ... María, vení a sentarte en la pija.
    
    Las chicas intercambiaron lugar en silencio. Le toqué el culo a María, ya ubicada en mi regazo, y le pregunté:
    
    -¿Vos habrás entregado el orto muchas veces, no?
    
    -Algunas, Ramón…
    
    -¿Hace cuánto que no putañeás?
    
    -Tres años y medio –me respondió.
    
    -¿Y no te lo rompen desde entonces?
    
    Dudó un poco y repuso:
    
    -No… Tuve un novio que quiso, pero al final no pudo.
    
    Me sonreí.
    
    -De eso justamente quería hablarles a todas. Pero por ahora, andá allá, ponete de espaldas, levantate la pollerita y bajate la bombacha. Te lo quiero ver.
    
    -Y… ¿Y me quedo así...?
    
    -Hasta que yo te lo mande.
    
    María también miró a todas, pero al final se puso contra el respaldo del sofá e hizo lo que le mandé. Tenía un culo parado, excepcionalmente simétrico y blanco. Me acerqué para restregarlo y decirle:
    
    -Lo vas a empezar a usar de entrada; está bien para culo de arquitecta, pero el de una puta tiene que estar más baqueteado.
    
    Me quedé parado, mirando alternativamente a todas y les dije:
    
    -Como sabrán, porque mi madre les debe haber contado, esta pija que tengo debutó en su boca; me faltaba experiencia, pero me di cuenta de que podía con todo. Mi segunda vez fue con Denise, y esa no se las voy a contar ...
    ... porque todas la vieron. Hace años tuve un padre que trabajaba defiolo, y que era un auténtico hijo de puta. Pero les aviso que yo soy peor. Lo único bueno que hizo mi viejo, además de darnos esta casa bastante pasable, fue enseñarme que un fioca que se precie empieza usando a todas sus chicas. Así que he decidido hacérselas tragar y romperle la conchita y el culo a todas. Ya todas vieron lo que tengo, así que saben que no va a ser fácil, pero las reglas son las reglas. Lo único que me falta decidir es por cuál empezar…
    
    Las cuatro se miraron (María, por encima del hombro); mamá se ocupaba de pasarle el plato con masitas a las otras y, como alcahueta mía que era, estaba bastante tranquila. Leticia y María, con las tetas y el culo al aire respectivamente, dudaban de mi decisión. La más preocupada era Denise, que, después de que se me rebeló en la primera reunión, estaba casi segura de que sería la elegida para el debut.
    
    Yo guardé silencio medio minuto, dándoles tiempo a que especularan y terminando mi cigarrillo. Después miré a una y le dije con serenidad:
    
    -Mamá, creo que deberías dar el ejemplo.
    
    El plato se le cayó de las manos, desperdigando las masitas alrededor de la mancha de vómito que aún seguía allí, sin borrarse del todo… 
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