1. Las desventuras de Elena (2)


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... tarea que le había sido ordenada. Cuando entreabrió los labios con sus dedos se encontró con el clítoris enrojecido y duro. Comenzó a pasarle la lengua y escuchó a Wanda gemir. "Tengo que hacerlo muy bien", se dijo. "Tengo que volverla loca de placer y darle un buen orgasmo para que no me castigue y me deje ir... ya no aguanto más"... Siguió entonces lamiendo e intercalando esas lamidas con encerramiento del clítoris entre sus labios que apretaba y luego distendía para volver enseguida a trabajar con la lengua, que luego comenzó a pasar una y otra vez por los costados internos, de arriba abajo hasta que por fin la metió lo más que pudo en el orificio vaginal, provocando un estremecimiento en su carcelera.
    
    -¡¡¡Así, perra puta!!! ¡¡¡Sí, sí, así, así, asíaaaahhhhhhhh!!!
    
    "Voy bien", se dijo Elena y redobló sus esfuerzos hasta que Wanda explotó en un prolongado orgasmo y se derrumbó de costado, con las piernas encogidas y respirando agitadamente. Elena, presa del agotamiento, se echó de espaldas y muy pronto el sueño la venció.
    
    No supo cuánto tiempo había pasado hasta que Wanda la despertó a bofetadas y gritándole:
    
    -¡Levantate, perra! ¡No estás acá para dormir! –y la incorporó tomándola del pelo. Aún entre las brumas del sueño, Elena vio que la guardiana tenía puesto un dildo sujeto a su cintura con un arnés.
    
    -¡En cuatro patas! ¡Vamos! –le ordenó y cuando la tuvo en posición comenzó sin dilaciones a meterle el dildo en el culo y Elena a sufrir, puesto que las ...
    ... vergas de los Amos le habían dejado muy irritado ese orificio. Suplicó entre gemidos de dolor, pero Wanda, lejos de conmoverse, se iba sintiendo cada vez más excitada ante el suplicio de la prisionera y redoblaba los embates de sus caderas haciendo que el dildo entrara hasta el fondo una y otra vez. Mientras tanto, la presión de su vulva contra la base de cuero del dildo hacía que su clítoris se viera estimulado y la fuera acercando al orgasmo. Cuando lo tuvo se derrumbó sobre la espalda de su víctima y le dijo entre jadeos:
    
    -Ahora sí... ahora sí terminé con vos...
    
    Elena se dejó caer al piso sintiendo sobre su cuerpo sudoroso el peso de Wanda y su respiración agitada. Poco después la carcelera se incorporó, le ordenó hacer lo mismo y de un empujón la tumbó en el camastro para volver a sujetarla a la pared mediante la cadena del collar. Agotada física y emocionalmente, Elena sólo quería dormir y lo hizo sin saber nunca por cuánto tiempo y la hora que era cuando la despertó un zamarreo violento. Aún confundida entreabrió los ojos y vio la cara de Wanda pegada a la suya:
    
    -¡Vamos, puta! ¡Arriba que vas a bañarte! –le gritó la rubia mientras desprendía la cadena y luego, sin esperar a que Elena se incorporara, la tomó del pelo y la puso de pie empujándola hacia la puerta.
    
    La ducha le fue despejando las últimas brumas del sueño mientras Wanda, junto a la bañera, la abrumaba con obscenidades respecto de su cuerpo. Después, cuando se secaba envuelta en un toallón, se atrevió a ...
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