1. Las desventuras de Elena (2)


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... que parecía haberse adueñado de ella sin dejarle posibilidad alguna de escapar. Pensó en Julia con la certeza de que era ella quien estaba detrás de todo esto, y la noción de Julia y su traición se mezcló con la voz de los Amos, que la reclamaban para continuar usándola.
    
    Wanda la puso de pie tomándola del pelo y Elena se entregó resignada a su suerte. Entre Edgardo y Antonio la inclinaron sobre la mesa y mientras la sujetaban el escribano le apoyó la punta de su verga en el orificio anal y tras algunas tentativas de penetración se la metió sin miramientos hasta el fondo. La prisionera sentía los huevos del hombre golpeando rítmicamente contra sus nalgas y los dolorosos y a la vez placenteros embates de esa verga dura y agresiva que pronto le llenó el culo de leche. Antonio dejó su puesto y metiéndole una mano por debajo del torso capturó su clítoris y empezó a estimularlo notándolo bien duro. Elena gemía y murmuraba frases ininteligibles cuando fue Edgardo quien reemplazó al escribano para continuar horadando ese culo que minutos después recibía otra lechada al tiempo que la prisionera se disolvía en un violento y largo orgasmo. Después fueron Antonio y el doctor quienes la sometieron mientras otro se ocupaba de mantenerle estimulado el clítoris.
    
    Hubo luego un intervalo de alrededor de media hora, para que los Amos recobraran fuerzas y al cabo de esa tregua Elena, inmovilizada en el cepo, fue usada por la concha, sin pausas entre una y otra verga. Ya sin ningún control ...
    ... sobre su conciencia y mucho menos sobre su voluntad, la pobre tuvo varios orgasmos, con el clítoris siempre estimulado por los dedos de uno u otro de sus violadores.
    
    Finalmente Wanda, sin permitirle el más mínimo descanso, la sacó de la habitación llevándola de la cadena mientras Elena, presa de un total agotamiento, con los nervios destrozados y el culo ardiéndole, hacía esfuerzos por seguir sosteniéndose sobre sus piernas. Instantes después estaban en la habitación de Wanda, que de un empujón la arrojó al piso. Sólo su estado nervioso mantenía despierta a Elena a pesar del intenso trajín al que había sido sometida.
    
    Wanda la miró lascivamente mientras se desnudaba y cuando estuvo en cueros le ordenó que fuera al baño a lavarse. La prisionera se incorporó dificultosamente y marchó a cumplir con la orden. Cuando regresó, ya con la boca, la concha y el culo en perfectas condiciones de higiene, la rubia estaba en el medio de la amplia cama, con la espalda apoyada en el respaldo.
    
    -Vení acá. –le ordenó, y Elena tuvo que acomodarse de rodillas entre las piernas de Wanda que se deslizó hasta acostarse con las rodillas bien separadas.
    
    -Quiero una buena lamida de tu lengua de perra puta, y pobre de vos si no te esmerás... ¡Vamos! ¡A lamer! –la apremió.
    
    Elena fue acercando lentamente su cara a la concha de la guardiana y pudo ver el brillo del flujo sobre los labios externos.
    
    "La habrá excitado mi martirio", pensó la prisionera y temerosa por la amenaza se aplicó a la ...