1. Pecado en familia. Hice sentir bien mujer a mi cuñada


    Fecha: 06/11/2019, Categorías: Incesto Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... hasta el fondo.
    
    Podía sentir como el grosor de mi verga abría los músculos, la estrechez y la infrecuencia de uso contribuyen a que se vaya estrechando, una verdadera gloria cuando los que tenemos el miembro algo más grueso que el promedio, nos topamos con una mujer estrecha, y máxime con poco uso como mi cuñadita es un gratificante plus de placer que agradecemos al cielo de los pecadores.
    
    Todo es poco para Claudia, no para de gemir y de moverse, quiere, necesita, urge, que todo sea ya, no se puede aguantar. Se pone tensa y hasta fastidiosa cuando juego con sus ansias controlando el vaivén del metisaca, apurando en potencia y profundidad, ralentizando las arremetidas para prolongar los tiempos, darme tiempo para gozarla y demorar su orgasmo para intensificar su deseo.
    
    Claudia, vive el momento de la cogida con la misma ansiedad que un sediento un vaso con agua en el desierto.
    
    Bien valió la demora verla acabar, vivir ese orgasmo tan deseado, la vagina latiendo, los músculos oprimen en torno del miembro como una boa constrictor, mientras el bombeo es una actividad sin pausas. El orgasmo fue algo digno de eternizarse en el altar de los gozos.
    
    Pude ayudarla a manejarnos en la tremenda de emoción de experimentar un orgasmo de esta dimensión, por lo intenso y prolongado supongo fue más de uno, tanto que sentí contagiado por su calentura y me desleché como nunca antes. Sería que me había pasado de calentura o por la abstinencia de un par de semanas y varios de ...
    ... calentura por su presencia. La acabada, profusa y contundente, sobre todo bien el fondo, de tal modo que cuando me salí de ella, me quedé viéndola sentada en el borde, sosteniéndose los muslos con las manos, quería mostrarme la salida del regalo lácteo, pero necesitó más que esperar, necesitó pujar un poco y ayuda de sus dedos para que mi blanca leche asomara a desgano la libertad.
    
    Recién en ese momento recordé que la pasión desenfrenada me hizo olvidar preguntar si podía venirme dentro, mis disculpas merecieron su sonrisa, explicando que no había problemas, que no estaba en sus días fértiles y que además está tomando anticonceptivos desde hace un tiempo.
    
    La conchita rebosante de pecado, hizo que se bajara sin la tanga para no encharcarla con semen y se fue al bidé para lavar la enema de semen que le había regalado.
    
    —Me gustó sentir tu leche, tan calentita, ahora me lavo y listo.
    
    Luego de una profusa acabada y de unos tragos estaba como nuevo y con más ganas de tener sexo con ella.
    
    —Jugamos un segundo round?
    
    —Dale! Juguemos, también me supo a poco, quiero… necesito más!
    
    Desconecté el teléfono para que nada ni nadie interrumpa el próximo momento de gloria que nos proponíamos. Con una erección que casi me dolía de tan dura, listo para repetir la faena, pero corregida y mejorada. Totalmente desnuda era algo digno de ver, los pechos grandotes y turgentes invitan a una desaforada exprimida y mamada, arrodillarme para adorar y lamer esa deliciosa almeja que brilla ...