1. Maria, la barbie madura


    Fecha: 29/11/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que ese par de globos se mantuvieran erguidos desafiando la gravedad? ¿y en una mujer de más de 50 años? Obviamente María tenía las tetas operadas. El morbo iba en aumento.
    
    Me tomé mi café tranquilamente y el bar quedó vacío por un instante. Se me acercó y, guiñándome el ojo y casi susurrando, me dijo "Sigue las instrucciones de la nota", y alargó su mano dándome un papel doblado. Me lo guardé en el bolsillo y me fui después de pagar. Al salir del bar y girar la esquina leí la nota:
    
    "Ven esta noche a las 11 en punto. Llámame al móvil antes de entrar". En la nota estaba su dirección y número de teléfono.
    
    Di un salto de alegría y volví al trabajo con una sonrisa en la cara que no se me borró en toda la tarde!
    
    A las 11 estaba en la puerta de su casa puntual como un reloj y llamé al teléfono que me había dado. Directamente se abrió la puerta de la calle y entré en el portal. Subí andando hasta su piso y allí estaba María, sonriendo en la puerta, haciéndome la señal de silencio e invitándome a pasar. Me llevó directamente a su habitación y cerró la puerta. Llevaba una bata rosa que le tapaba todo el cuerpo. Lo único en que era capaz de pensar era qué llevaba debajo! Nos sentamos los dos en la cama de matrimonio.
    
    - Mi hija está durmiendo en su habitación. Te pido que no hagas mucho ruido, por favor.
    
    - Y tu marido?
    
    - Está de viaje, vuelve mañana. Quiero que sepas que he sido una mujer fiel toda mi vida. Lo del otro día fue culpa del alcohol, jamás me había ...
    ... sentido como me sentí aquella noche. Notaba un gran ardor en mi interior y me encantó ver que era capaz de dominar a un hombre mucho más joven que yo. Me sentí poderosa.
    
    - María, quiero follar contigo. Esta noche.
    
    Movió su cabeza de un lado a otro y me dijo que eso no podía ser.
    
    - No quiero tener sexo con nadie. Respeto a mi marido demasiado.
    
    Mientras hablaba se puso en pie y dio media vuelta, dándome la espalda. Empezó a aflojar el cinturón de su bata y se la bajó hasta la altura de la cintura. No llevaba nada debajo, por lo menos de cintura para arriba. Podía ver su espalda al completo, una piel ancha y firme. Sin girarse me dijo "ponte en pie y quítate los pantalones", y así lo hice.
    
    - No quiero follar, pero voy a hacerte una mamada. Te lo debo desde el sábado - dejó caer su bata al suelo y se giró hacia mi, mirándome a los ojos con su maravillosa sonrisa.
    
    Me senté en la cama otra vez, quería admirar su cuerpo. Lo había imaginado tantos años desnudo que no me podía creer que lo tuviera delante. Por fin pude ver sus pechos. Eran más grandes, más redondos y más duros de lo que jamás hubiera imaginado. Dos auténticos globos perfectos, prácticamente pegados el uno al otro, separados por un estrecho canalillo. Las areolas eran muy rosaditas y de un tamaño perfecto comparadas con su pechos. Sus pezones eran increíbles! No muy anchos, más bien finitos, pero largos y puntiagudos. Eran las tetas con las que había estado soñando toda la vida.
    
    Seguí bajando con mis ...
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