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La reeducación de Areana (5)
Fecha: 14/12/2019, Categorías: Gays Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... creo, queridita. No estoy segura. -Por favor, señora… ¡Por favor!... –se desesperó la niña. -Pónganla en la cruz, de espaldas a la madera. –ordenó Amalia y sus asistentes cumplieron rápidamente con lo indicado. El bello rostro de la pupila estaba bañado en lágrimas y al verse otra vez inmovilizada e indefensa comenzó a sollozar mientras rogaba una piedad que Amalia era incapaz de sentir. Volvió a empuñar la vara con firmeza y miró lenta y largamente los muslos de su víctima, bien separados por la posición en que estaba la pupila. “Ideales para el castigo…” dictaminó y enseguida, en una muestra de refinada crueldad empezó a pasar la vara por esos muslos, desde las rodillas hasta las caderas, por fuera y por la zona interior, de piel suavísima. Areana, presa del miedo, respiraba con la boca muy abierta y seguía suplicando. -Marisa, tapale los ojos. –ordenó Amalia sin dejar de recorrer con la vara las piernas de la pobre jovencita. Una vez que Marisa le puso un antifaz ciego, la educadora dejó pasar unos segundos regodeándose con las súplicas de la pupila, miró el muslo izquierdo, alzó su brazo derecho y lanzó el primer varillazo que dio en la parte alta del muslo, cerca de la ingle. Areana lanzó un grito y corcoveó retenida por las cuerdas que le amarraban las muñecas, los tobillos y la cintura a la cruz. El suplicio de la pobrecita se veía incrementado por no saber cuándo le caería el próximo varillazo y eso le era tan duro de soportar como el azote mismo. Sus ...
... nervios se tensaban cada vez más y Amalia disfrutaba de las pausas de distinta duración que hacía un golpe y el siguiente; disfrutaba del llanto de la niña, de sus ruegos, de sus promesas de obediencia. Amalia descargó sobre el muslo izquierdo un nuevo varillazo justo cuando Areaba acaba de murmurar, con la voz quebrada por el dolor: -Voy a obedecer, señora… se lo… se lo juro… ¡Aaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyyy! -Te falta mucho para eso, perrita. –dijo Amalia con tono helado. –No me obedeciste cuando te ordené que le lamieras el culo a Milena. –y volvió a golpear. Areana era, al mismo tiempo, gritos, llantos, promesas angustiadas y súplicas vanas, mientras exhibía sus muslos surcados de marcas rojizas en la parte interior, para el sádico disfrute de Amalia y las dos asistentes. La pobrecita había perdido la noción del tiempo cuando la sacaron de la cruz y cayó al piso, incapaz de sostenerse sobre sus piernas. Le ardían dolorosamente las nalgas y los muslos y no paraba de sollozar. Marisa devolvió a su lugar la vara y el antifaz y Amalia le dijo a la pupila inclinándose hacia ella: -Bueno, nena, ahora ya sabés lo que es un castigo afrodisíaco, digamos, como esa paliza que te di sobre mis rodillas y sé que te hizo mojar… Me dejaste flujo en el vestido, ¿sabías, putita?; pero ahora sabés también lo que es un castigo disciplinario como el que termino de aplicarte. Te vamos a hacer probar todos los instrumentos de esta sala, hasta que al fin seas tan obediente como un ...