1. A Vuelapluma


    Fecha: 20/12/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anderson, Fuente: CuentoRelatos

    ... era un chico muy lindo, pelirrojo, de ojos verdes con las pecas que caracterizan a los pelirrojos de tez blanca (algo me decía que era irlandés, pero poco me interesaba), dijo llamarse Didier ¿un irlandés con nombre francés? ¿En qué mundo estamos? Y la verdad me pareció guapo, cuando quise pedirle opinión, un par de copas después, a Rut, pude ver que estaba haciéndome señas de despedida y se disponía a darse el piro mientras iba con un chico de la mano, chico que curiosamente se parecía al de la barra que nos había atendido lo que llevábamos de noche.
    
    En fin, me quedé solo con Didier, lo cual resultó una buena idea, era un chico genial, muy majo, efectivamente, era irlandés, pero su madre era francesa (de ahí el nombre) y llevaba en Madrid un par de años. ¿Un par de años, curioso, ¿no?
    
    Poco me importó, terminamos por irnos a seguir la juerga en su piso, avisé a casa, mi tío no tuvo problema, de hecho, se alegró al oírlo, tenía desde el accidente sin dormir fuera ni llegar tarde a casa, así que se lo deseaban. Lo importante fue al llegar a la casa de Didier: vivía solo, sus padres pensaron que eso le enseñaría a valorar la vida, así que, aunque era universitario y dependía de ellos económicamente, tenía su propio piso y nadie le molestaba.
    
    Estaba tremendamente nervioso, no había pasado de besar a nadie desde Juan y estaba claro que con Didier no sólo habría besos, no por nada había ido a su casa. Didier también lo sabía y después de descorchar una botella de vino ...
    ... blanco (me preguntó cuál me gustaba más), me besó con todas las ganas que podría haberlo hecho y la verdad lo hacía muy bien, al menos me gustó, era de esos besos que aprovechan el momento: me interesa disfrutar el beso, no si follamos; eso fue lo que entendí de ese beso. Cosa que no había sentido con nadie en los últimos tres años, así que me empecé a relajar y sentir cómodo, además noté que las manos de Didier estaban en mi espalda, a la altura de mi cintura, asegurándose que estaba allí y lo gozaba, no en mi culo, sus manos decían que me quería a mí, no que querían follar. Este chico franco-irlandés me estaba derritiendo y los dos estábamos vestidos, me estaba tocando el corazón sin tocar mi ropa y eso me gustaba. El resto de la noche lo pasamos viendo películas o besándonos, yo no tenía prisa y él menos, además, era viernes, nadie espera que madrugues un sábado si estuviste de fiesta el viernes.
    
    Todo era genial, nunca me había sentido tan relajado, tan libre de amar, al menos no desde Juan, antes me obligaba a sentir algo, ahora sentía porque el chico me lo inspiraba y no por ligar, curiosamente no pensaba en comparar a Didier con Juan, eran totalmente distintos, Juan era pasado, Didier era presente que no le molestaba ser parte de mi futuro y esa idea era muy bella para mí… justo entonces Didier me hizo la primera propuesta indecorosa en lo que llevo de conocerle:
    
    - Voy a darme una ducha, ¿te apetece?
    
    No había notado que él ya estaba en slip y tenía un cuerpo bello: ...
«12...456...»