1. Tatiana Cap II: Juegos Lujuriosos


    Fecha: 16/09/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dantestr, Fuente: RelatosEróticos

    Segundo capítulo de la serie Tatiana. Esta editado según publicación formal del sitio de relatos de Dantes. Espero lo disfruten.
    
    CAPÍTULO 2
    
    MARTA
    
    Marta estaba desnuda junto a su marido. Eran las dos de la tarde, él debería estar en la universidad haciendo sus cosas de decano, pero lo que habían vivido en la casa de Tatiana los había calentado de tal forma que, apenas llegaron a su casa, hicieron el amor como hace años no lo hacían. Con una pasión animal, sin tapujos ni limitaciones, Benito la enculó bruscamente y, pese al dolor, ella había gritado de placer.
    
    Ahora se encontraban acostados en su cama matrimonial, aún agitados por el esfuerzo que les significó fornicar con aquella inusitada intensidad.
    
    ―Apenas puedo creer lo que paso―dijo Benito―.Ni en mis sueños más morbosos imagine que iba a comerme esas tetas… ¡Y que tetas, Dios mío!
    
    Marta se volteó de lado, apoyo su cabeza en una mano y con la otra empezó a acariciar el pecho entrecano de su marido.
    
    ―Y le gustó, ¿te diste cuenta?, a la muy zorrita le encantó― Marta estaba entre asombrada y feliz.
    
    ―No solo le gustó, estoy seguro que se corrió.
    
    ―Sí, se corrió. ¿No le viste la cara mientras le chupábamos esas tetazas?
    
    ―Soberbia. Y ella misma nos lo pidió, o por lo menos es lo que ella cree. Aún no entiendo como la convenciste vieja… piñizcame por favor.
    
    Ella no lo dudó un segundo y le dio un fuerte apretón en la barriga. Benito soltó un gritito y se largaron a reír.
    
    ―¿Y qué haremos ...
    ... ahora?―preguntó Marta.
    
    ―No podemos dejar pasar esta oportunidad. Ella confía en ti y es tan ingenua que no se da cuenta que cada vez que hace lo que tú le aconsejas más le costará dar marcha atrás. No, es definitivo, esto tenemos que aprovecharlo a concho.
    
    Marta imaginó a su marido penetrando a Tatiana; de la misma forma que se lo imaginó innumerables veces cuando él llegaba tarde y ella sabía que tenía una “reunión” con alguna de sus alumnas, dispuesta a todo por pasar algún ramo.
    
    ―Quiero ver que la encules, Benito―dijo Marta con una sorpresiva ansiedad―. Quiero ver su rostro cuando sienta toda tu bestia penetrándola.
    
    ―Sí, sería fantástico poseerla frente a ti.
    
    Marta se percató que la hombría de su marido volvía a erguirse al escuchar estas palabras y de inmediato la atrapó con su mano.
    
    ―Llegaremos a eso y más―prometió Marta―.Antes me remordía la conciencia un poquito pensar en las intenciones que tengo de llevarla a las reuniones, pero después de lo de hoy… No, no hay pero que valga; es demasiado el morbo que me da aprovecharme de ella. Es tan inocente y bonita. Tiene un marido tan guapo―. Se mordió el labio y apretó el miembro que acariciaba con tal intensidad que le arrancó un gemido a su marido; no supo si de placer o de dolor, o ambos, pero no le importó. No podía arrancarse de la cabeza las ideas que por miles se arremolinaban en sus pensamientos; todas luchando por un espacio para que su imaginación les diera forma, y su ingenio prioridad para hacerlas ...
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