1. Tatiana Cap II: Juegos Lujuriosos


    Fecha: 16/09/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dantestr, Fuente: RelatosEróticos

    ... ducharse antes que despertara; no sería un baño de tina como el día anterior, esos se los tomaba más tarde y en general lo hacía para aliviar la dolencia que el exceso de leche en sus pechos le generaba. Esa mañana, ese dolor era apenas perceptible, el dolor verdadero venia de más adentro, del corazón. Había echo el amor con Pedro; como pocas veces ella lo había buscado aún afectada por las nuevas sensaciones descubiertas en la terapia que desinteresadamente le donaran sus vecinos. Sin embargo, su marido, pese a todos los esfuerzos que ella hizo por tentarlo a tocar y besar sus pechos, evitó el contacto íntimo con ellos. Si bien es cierto que la había penetrado, con el cariño y la pasión acostumbrada, ella tenía la esperanza de replicar el increíble orgasmo que había sufrido a manos de la señora Marta y don Benito; cosa que no sucedió. Por lo menos esperaba hacer que Pedro succionara de su leche; así no tendría que volver a molestar a otras personas para aliviar su martirio; pero fue inútil, la señora Marta tenía razón: algunos hombres no toleran la leche materna y su amado Pedro era uno de ellos. Maldijo su suerte.
    
    Dos minutos después, ya más relajada, bajo la regadera que arrojaba tibias gotitas de agua sobre su cuerpo, agradeció al cielo la amiga que tenía en la Señora Marta. Y ya no era solo ella: su marido, don Benito, había demostrado ser un hombre de buen corazón, una persona dispuesta a auxiliar a los demás desinteresadamente. ¿Quién sino habría hecho un curso ...
    ... para ir en ayuda de mujeres que necesitadas?; incluso poniendo en riesgo su propia relación. Tatiana aún no entendía como su amiga podía ver a su marido en un contacto tan íntimo con otras mujeres y en vez de sentir celos o rabia, sentir orgullo y placer de verlo socorrer a otras personas. Inclusive ayudándolo como el día de ayer, cuando la propia señora Marta se había puesto manos a la obra para tratarla.―Qué ejemplo de seres humanos―pensó la joven mientras secaba su cuerpo frente al espejo del baño.
    
    Contemplándose ahí, frente al cristal semi empañado, apreció las curvas de su cuerpo. Sus simétricos hombros caían elegantes, formando la silueta de sus brazos y enmarcando sus increíbles senos que, si bien se mantenían hinchados, ya no le dolían: ahora eran pura perfección. Continúo observando su cintura hasta que llegó a sus caderas. Se volteó ligeramente para ver la redondez de su trasero y el recuerdo de la mano de don Benito sobre su nalga hizo que se llenara de culpa. Estaba segura que su vecino la había tocado con la intención de incentivar esas extrañas sensaciones que terminaron en tan buenos resultados para su tratamiento, pero ella se culpaba por haber disfrutado sexualmente el bienintencionado tacto del esposo de su estimada amiga. Se moría de vergüenza al pensar que don Benito le hubiera contado a la señora Marta que había sido ella misma la que había tomado la mano de él y la había puesto sobre su trasero, buscando que le diera placer; no a él obviamente, ya que ...
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