1. Me entrego al deseo y los dedos de mi hijo


    Fecha: 03/01/2020, Categorías: Anal Autor: tranque, Fuente: CuentoRelatos

    Mi nombre es Esther, me acuerdo que mis padres me decían que mi nombre significaba estrella y supongo que de cierta forma eso condicionó mi vida, brillaba en mi trabajo pero era una más de entre tantas mujeres que trabajan todo el día en una constelación donde destaca la monotonía. Tengo un puesto gerencial donde mi actividad y cargo me aleja de los empleados, tengo que ser fría y calculadora, aunque se vea como una posición de poder, también es duro para una mujer no sentirse querida y lo que es peor sentir a mis empleados no como compañeros de labor, sino como enemigos, especialmente entre las mismas mujeres que fueron mis compañeras años atrás, pero bueno es la vida que me toca.
    
    Soy madre soltera, tengo 37 años y vivo con mi hijo Diego que tiene 18, nuestra relación era normal, o por lo menos lo que supongo que puede ser normal entre una madre soltera y su hijo, yo lo cuidaba pero no lo mal criaba, en sí éramos muy independientes el uno del otro, casi no sabía de sus relaciones con otras chicas de su edad, no me contaba, no sé si por vergüenza o porque mi actividad que ocupaba casi todo el día no nos daba la oportunidad de entablar ese tipo de relación. Él estudiaba mientras yo trabaja y nos veíamos todos los día cuando yo llegaba del trabajo, casi siempre para la cena, el escaso tiempo hacia que la cocina fuese casi desconocida para mí pero cuando tenía algo de tiempo se podría decir que para mí era como el hobby que me relajaba.
    
    Mi cargo en el trabajo necesita de ...
    ... mi formalidad en la vestimenta, siempre uso ropa de ejecutiva, faldas unos dedos arriba de las rodillas combinando con el traje y camisa de color claro generalmente blando, los zapatos elevaban mi figura sobre las demás mujeres, pienso que son una forma de mostrar mi sensualidad ya que los altos tacos resaltan mi cola en forma tentadora.Soy alta y me mantengo en buen estado físico, hago yoga hace años, primero concurría a algún instituto, pero la falta de tiempo me obligo a practicarlo en casa, es una actividad que te mantiene en forma y a su vez relaja.
    
    En casa me relajaba un poco en la vestimenta, pero no tanto y no por vergüenza, sería que la costumbre era más fuerte. La casa en la que vivimos es grande y hasta tiene una piscina, pero siempre uso trajes de baño enterizos que no dejan ver mucho, así que mi hijo sólo me ve como su madre.
    
    Esta monotonía un día cambio y mi forma de ver la vida también. Desde que vivo con mi hijo pocas veces pude salir con alguien, creo que mi situación nadie la quería compartir, pero mi actividad supongo que era la principal barrera. Ya no tenía contacto con mi familia, a mis padres no los vi más después de quedar embarazada, estábamos solos en el mundo, pero era nuestro mundo.
    
    Me acuerdo que era un viernes, venia de una semana complicada, estaba agotada por el trabajo, decido regresar a casa alrededor del mediodía, ya había delegado trabajos y necesitaba descansar un poco. Mi hijo desde hacía más de una semana se encontraba todo el ...
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