Las desventuras de Elena (4)
Fecha: 07/01/2020,
Categorías:
Intercambios
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... cualquier decaimiento en el óptimo nivel de calidad que se pretende.
Todo ejemplar que se entregue al Club por parte de un miembro pasa a ser de uso común y su DUEÑO o DUEÑA ya no podrá retirarlo.
Para ese uso común que se menciona en la clausula precedente, es necesaria la autorización del DUEÑO o DUEÑA del ejemplar en cuestión.
Todo miembro que saque a un ejemplar propio o ajeno de las instalaciones del Club será responsable de su custodia para evitar cualquier indeseable episodio de fuga y devolverlo a su lugar natural de cautiverio en un plazo no mayor a las 48 horas.
Todo miembro DUEÑO de un ejemplar tiene derecho a elegir a uno o más miembros para que gocen de ese ejemplar según las condiciones previamente convenidas.
Todo miembro que entregue un ejemplar al Club será informado de que una vez en cautiverio ese ejemplar será sometido a un período de doma cuya duración variará de acuerdo con la resistencia que oponga el ejemplar hasta su doblegamiento absoluto.
Firma en este acto dos ejemplares del mismo tenor la señorita Julia R en su carácter de nuevo miembro de El Club del Placer.
Julia había leído ese documento ya muchas veces y siempre la excitaba. Le gustaba esa manera de mencionar a las esclavas como ganado, ejemplares, hembras, nunca como mujeres y mucho menos reconociéndoles la condición de personas.
"Es que son eso." –se dijo. "Hermosos animales en cautiverio para el disfrute de nosotros, los Amos y Amas."
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A la ...
... mañana siguiente despertó de muy buen humor después de un sueño relajado y profundo tras haberse masturbado pensando en Elena y en Agustina.
Se ganaba la vida como bibliotecaria y dando clases de literatura dos veces a la semana en una escuela normal, donde varias de sus alumnas del quinto año le provocaban suspiros y fantasías perversas. Claro que eran sólo eso, fantasías, porque esas lindas cachorritas de 17 años estaban por completo fuera de su alcance. Aunque desde que era miembro de El Club del Placer y se había adueñado de Elena, no poder gozar de esa carnecita fresca le dolía mucho menos.
Esa mañana, desde su escritorio en la biblioteca, incapaz de contener su ansiedad por más tiempo, llamó al propietario de Agustina.
-¿Profesor?...
-Sí. –contestó una voz algo cascada. -¿Quién habla?
-Conozco el paraíso. –respondió Julia dando la contraseña.
-Ah, ya veo, es un gusto, señorita...
-Julia, Julia es mi nombre.
-El mío, Felipe. La escucho, Julia.
Julia planteó entonces sin rodeos su interés por Agustina.
-No tengo ningún inconveniente en que use a mi esclava, señorita. Aunque quiero hacerle una salvedad: no la lastime. No es la piedad ni la consideración hacia ella lo que me mueve, sino el deseo de conservar intacta su belleza.
-No se preocupe, profesor. No tengo interés alguno en lastimarla. Sólo quiero gozar sexualmente de esa deliciosa cachorrita.
-¿La someterá en El Club o piensa llevarla a su casa?
Julia pensó un momento:
-En ...