1. Noche de pasión en Lisboa (VII): Amália recibe un anillo


    Fecha: 17/09/2017, Categorías: Gays Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos

    ... de la falda de Paulinha. Entonces, debido al estiramiento, la falda se enrolla, remangándose completamente, dejando a la vista un tanga tan ancho en la entrepierna, que el clítoris asoma por los dos lados al mismo tiempo, dejando el culo y el sexo de la muchacha totalmente a la vista. Al intentar bajarse la falda, Paulinha mira hacia atrás y me ve a mí en la puerta. Da un respingo y se golpea la cabeza con el borde inferior del mueble. Pega un grito, y mientras se frota la cabeza, e intenta recomponerse la falda, me espeta:
    
    - Vovô, porco, não olhe (Abuelito, guarro, no mires). – Lagrimeando por el dolor del golpe.
    
    Corro hacia ella, y agachándome, la ayudo a levantarse lentamente. Mientras le inspecciono la zona del golpe, ella forcejea con la falda para ponerla en su sitio. No veo sangre en la cabeza, pero como no pongamos remedio va a tener un buen chichón. Le paso un brazo por la espalda, a la altura de los hombros y la voy dirigiendo hacia la cocina, donde Marta nos podrá dar hielo para evitar la hinchazón. Mientras vamos de camino me dice:
    
    - Vovô, no le digas nada a la tía Amália, por favor. Me va a reñir y no me van a dejar tener al perro en la quinta. Y él no es malo, pero es un cachorro y todavía no sabe comportarse como un perro educado – Tan alocada como buena persona. Tiene un golpe en la cabeza, y la amenaza de una reprimenda, y su única preocupación es que no echen al perrillo de la finca.
    
    Marta, cuando ve como viene Paulinha, y al decirle que tiene ...
    ... un golpe en la cabeza, inmediatamente coge unos cubos de hielo de la nevera, y envolviéndolos en un trapo, se los pone en la zona afectada, poniéndole a continuación la mano de ella para que sujete el emplasto.
    
    - ¿Qué hizo el perro esta vez? – Le pregunta a Paulinha.
    
    - La versión oficial es que se me cayó la cartera debajo del mueble del salón y Paulinha al meterse debajo para cogerla, se golpeó la cabeza. – Le contesto yo.
    
    - Pero en realidad fue el perro, ¿verdad? – Insiste Marta.
    
    - Bueno, Marta. Todos tenemos secretos ¿No le parece?
    
    - Tiene razón – Me responde con una sonrisa cómplice. Y no insiste más en el tema.
    
    Le doy un beso en la frente a Paulinha y las dejo a ambas en la cocina, volviendo a tomar el camino de mi habitación. Voy pensando que aún no llevo un día en la casa y tengo los ojos cansados de ver lo que no debería.
    
    Durante la comida, Amália me va poniendo al día de los últimos acontecimientos familiares:
    
    - Ana María y João han decidido divorciarse y ya han presentado los papeles. Va a ser un proceso sencillo, según creo. No hay pensiones que negociar y el dinero es de mi familia. Solamente en lo que afecta a los negocios de mi cuñado habrá algún reparto por gananciales. Al parecer en poco tiempo la cosa estará hecha.
    
    Tal y como ella pensaba, él tiene una amante desde hace casi cinco años. Y ya ha empezado a comportarse como la esposa oficial. Él ha dejado el apartamento que compartía con Ana María y ya no viven juntos.
    
    A mi hermana ...
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