De palos y astillas
Fecha: 25/01/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... del previsto. No importa, vamos con tiempo.
Entonces apareció Olga. Tanga azul y la misma mini camiseta de la semana anterior. La saludé sin hacerle el más mínimo caso ni reparar en su indumentaria. Se metió en la cocina, de la que salió en menos de un minuto con un helado de hielo. Yo me había sentado en el brazo del sofá, repasando emails en el móvil, cuando ella se sentó en su sillón, completamente abierta de piernas de nuevo. La miré de reojo. Ella me miraba fijamente. Decidí volver a la pantalla.
-¿Hoy no quieres mirarme? –Levanté la vista, evitando soltarle lo que pensaba de sus provocaciones. -El otro día sí te apeteció hacerlo. –Agregó chupando sonoramente. -¿Te gustó el espectáculo? Creo que no mucho. Creo que hubieras preferido ser tú el que estuviera sentado en el coche de Ángel.
-Olga, no sé qué pretendes, pero me parece que ya está bien.
Pero su respuesta fue meterse todo el helado en la boca, hasta que despareció de mi vista, sacándoselo lentamente con un sonoro chupetón, a la vez que llevaba su mano libre a la entrepierna y se pasaba un dedo de abajo arriba.
-No sólo me cabe entera… me lo trago todo –confesó volviendo a engullirlo, mirándome fijamente. Desvió la mirada a mi entrepierna que había crecido más de lo que yo hubiera querido mostrar, sonrió triunfante, se levantó y despidiéndose, sentenció: -Mi madre va a tener que bajarte eso en el cine. Cuando lo haga, sé que pensarás en mí.
Apenas recuerdo la película. Los apetitosos muslos de ...
... Inés, desnudos bajo aquel vestido tan corto, su prominente busto, apretado bajo aquel provocativo escote y mis necesidades animales, me llevaron a comportarme como un adolescente desbocado. Tanto, que la sorprendida mujer, apartó el apoyabrazos que nos separaba, me sacó la polla sonriente y me regaló otra de sus sublimes mamadas. Descargué en su garganta mientras la mía me delataba. Traga putilla, traga.
Inés obedeció, complaciente, aunque no pudo evitar toser acompañado de un par de arcadas, pues no era su plato preferido. Le tendí la Coca-cola para que ella también bebiera de la cañita, mientras melosa me abrazaba con un cómo estás hoy, cariño.
***
Agosto supuso un punto de inflexión en mi relación de pareja.
Trabajé la primera semana, así que volábamos a Croacia el sábado, volvíamos el viernes y nos marchábamos 10 días a la casa alquilada en la Costa Azul. Inés, en cambio, pudo dedicar los primeros días del mes en preparar los dos viajes, planes que luego me contaba ilusionada cuando cenábamos juntos en su casa, solos o acompañados, según el día.
El único problema que tuve aquella semana fue una tarde en que me pidió que recogiera a Olga y una compañera de un centro de la Cruz Roja en que colaboraba, pues necesitaba llevar unas cajas con ropa y comida a un albergue de las afueras. No me importó especialmente, aunque tenía que cruzar Barcelona de cabo a rabo.
Entre los tres cargamos seis bultos en el maletero del X6, pero mi sorpresa fue que la amiga no nos ...