1. De palos y astillas


    Fecha: 25/01/2020, Categorías: Incesto Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... acompañaba. Mejor, así podemos estar solos, me soltó Olga ladina. Obvié el comentario mientras le preguntaba por el voluntariado. Sus respuestas, lacónicas, iban acompañadas de miradas cargadas de intenciones, insinuantes mientras movía las piernas casi compulsivamente para que la falda que llevaba subiera más aún.
    
    Apenas tardamos quince minutos en llegar a destino, descargamos y volvimos al vehículo. Antes, pude ver a una joven extrovertida que bromeaba con los compañeros del centro, ayudaba a un abuelo a subir unas escaleras e incluso se abrazaba con un par de niños mulatos dándoles un caramelo a cada uno. La felicité por ello al montar en el coche.
    
    -Ellos no me ven como un trozo de carne, como me ves tú.
    
    -Te equivocas –respondí indignado. –Ni a ti ni a ninguna mujer la he visto nunca de ese modo.
    
    -No, es verdad. Tú eres un Príncipe Azul dispuesto a hacer el bien allí donde va –me soltó adornado por una risa impostada, ridiculizándome.
    
    -Piensa lo que te dé la gana, pero te equivocas –cerré la discusión.
    
    Pero estaba más abierta de lo que yo pensaba. Primero sus piernas, que separó tanto como la amplitud del espacio le permitió, levantándose el vestido para que pudiera ver perfectamente su entrepierna cubierta por un diminuto tanga claro.
    
    Al no hacerle caso, aumentó la apuesta. Mirándome de reojo, sonrió suavemente para, mordiéndose el labio inferior, comenzar a desabrocharse los botones del vestido, ofreciéndome, ¿quieres que vayamos a algún lugar más ...
    ... tranquilo?
    
    Había apartado el cinturón para que sus pechos se mostraran orgullosos. La copa derecha quedaba completamente visible con la ropa abierta, más cuando bajó el vestido por sus hombros y me miraba con cara de gata en celo. Detuve el coche.
    
    -Basta ya. No sé qué pretendes, qué quieres demostrar, pero esto ya pasa de castaño oscuro. No tengo ningún interés en ti, no tengo ningún interés en hacerle daño a tu madre y me parece que deberías seguir jugando con tus ángeles en vez de mostrarte como una patética aprendiza de fulana.
    
    Olga ardía. Sus ojos se encendieron como pocas veces he visto en una mujer. Esperaba que respondiera, que me mandara a la mierda, tal vez, pero no lo hizo. Sin apartar su dura mirada de la mía, se arregló la ropa, se abrochó bien el cinturón y se acomodó en el asiento silenciosa. Pero el instinto me decía que el enemigo se estaba replegando preparándose para contraatacar.
    
    ***
    
    Nos fue muy bien Croacia, país que recomiendo pues Dubrovnik y toda la Costa Dálmata son de una belleza extraordinaria. Las pequeñas islas que puedes visitar en barcas de recreo también merecen el viaje.
    
    Con Inés, además, cada vez me sentía más próximo, más compenetrado. Estar solos nos permitió vivir según nuestros horarios y necesidades, sin preocuparnos de dónde estábamos, con quién, qué hora era. La mujer había preparado el viaje en todos los sentidos, también en el sexual, pues se había comprado atrevida ropa interior especialmente para mí, dos bikinis ...
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