De palos y astillas
Fecha: 25/01/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... la suya, derrotada la mía. No necesitó cambiar de ritmo. Sus expertos dedos me ordeñaron hábiles mientras verbalizaba mi sumisión: -Te lo dije, todos los hombres sois iguales.
Su estómago recibió mi capitulación, abundante, mientras mis piernas flaqueaban. Acabado el trabajo, se apartó de mí, se limpió con papel de cocina y me deseó las buenas noches. Verás cómo ahora sí te podrás dormir.
Pero no pude. Los remordimientos por la barbaridad cometida me mantenían completamente despierto. Inés, pobre, dormía plácidamente sin ser consciente de la zanja que estábamos cavando.
Oí ruido en la planta baja. Olga se había vuelto a levantar. Tenía que aclararlo con ella, había sido un error que no podíamos repetir. Sí, tienes razón, todos los hombres somos iguales, ya lo has demostrado, has ganado. Pero nunca más juguemos a este juego. Pero no fue así cómo acabó la noche.
Tenía la puerta de la habitación abierta. Estaba sentada en la cama cuando me vio en el quicio. No me dejó decir nada. Se movió sobre el colchón para sentarse al filo de éste, mirándome, se despojó de la camiseta, también del tanga, se abrió bien de piernas mostrándome un sexo rasurado, apoyó los brazos detrás de su espalda para quedar poco inclinada y me ordenó:
-Espero que hayas bajado a acabar el trabajo. Así que venga, devuélveme el favor.
Tres pasos separaron el cielo del infierno. Me arrodillé ante la reina victoriosa, la tomé de una pierna para llegar mejor a su intimidad y en ella me ...
... zambullí. Alguien me dijo una vez que no hay dos mujeres que sepan igual. Hasta ese momento había suscrito esa afirmación, pero los labios de Olga, su clítoris, su flujo, incluso el olor que desprendía, eran idénticos a los de su madre. Después de acariciarse los pezones con ganas, de haberme agarrado del cabello para dirigir la comida, se llevó la mano a la boca para silenciar un orgasmo intenso y prolongado que la desmadejó sobre la cama.
-No sabes cómo lo necesitaba –fue su sentencia.
***
No había habido nada más con Olga los últimos dos días de estancia en la Costa Azul. Al contrario, parecía haber perdido interés en mí, algo que agradecí a la vez que mitigaba mis remordimientos. Inés, en cambio, pareció querer recobrar el tiempo perdido. Su hambre acumulada la llevó a follarme en plena cala, cobijados entre dos rocas, mientras su hija tomaba el sol a escasos 20 metros.
Decidí utilizar la semana en Ibiza con Jorge para tranquilizarme y reorganizar mis ideas. La distancia debía permitírmelo pero hablaba y chateaba con mi novia a diario. Lo había insinuado, pero era ahora, en la lejanía, mediante los mensajes telefónicos, que me demostraba su preocupación por mis salidas nocturnas en la isla de la diversión por antonomasia. Más aún acompañado de Jorge, al que tenía por un ligón. Un ligón de pacotilla le especifiqué, prometiéndole no hacer nada inapropiado, promesa que tenía claro que iba a cumplir. Pero no la cumplí.
Era una foto enviada porwhatsapp mediante número ...